Leganés (Madrid), 22 dic (EFE).- El número 62.246, el Gordo de Navidad de este 2013, ha llevado hoy la alegría a la localidad madrileña de Leganés con una lluvia de millones que ha caído muy repartida y dará un respiro a muchos parados víctimas de la crisis y jubilados que ahora podrán echar una mano a sus familiares.
En esta ciudad del hace años conocido como «cinturón rojo» de Madrid, con 188.000 habitantes, el 12 % extranjeros, el Gordo ha podido repartir -todavía no se ha confirmado cuánto se ha vendido efectivamente- hasta 356 millones de euros.
La encargada de repartir tanta suerte ha sido María Luisa Ron Sánchez, la propietaria de la administración número 8 de Leganés, que hoy ha asegurado, con una copa de cava en la mano, que «ayer presentía algo».
Esta mujer, que lleva 27 años gestionando la administración, ha dicho que ayer le dijo a su empleada Celia que le gustaría dar el Gordo, porque sería como «ponerse unas alas y repartir felicidad».
Ron Sánchez ha destacado que repartir el primer premio de la Lotería de Navidad es «el sueño de cualquier administrador» y ha dicho desconocer si ha vendido las noventa series que tenía consignadas.
La lotera ha explicado que se ha vendido todo en ventanilla, décimo a décimo, «a todo tipo de gente», sobre todo a personas trabajadoras, y que «hacía muchísima falta».
Varios agraciados con el Gordo vendido en Leganés, muchos de ellos parados y jubilados, se han acercado hasta la administración que ha vendido el premio para celebrar frente a las cámaras de televisión que llevaban el 62.246.
Entre los agraciados, Alfonso, que lleva ocho meses en paro después de haber sido despedido de Viajes Iberia, ha asegurado que aunque no tiene grandes deudas, este dinero -que dice no saber cuánto es pero sí que es «un pellizco muy gordo»- será «un colchoncito hasta que encuentre trabajo».
«Nos dejaron a todos tirados en la calle y después de 38 años trabajando ahora estaba de amo de casa», ha explicado Alfonso, que ha confesado que hoy «ha cambiado un poco» su vida.
Junto a Alfonso se encontraba su hijo Diego que acaba de volver de Erasmus de Inglaterra y que tras confesar que todavía estaba «temblando», ha comentado que el premio no le serviría para volver a trabajar a España porque «eso no depende del dinero, sino de las oportunidades».
A la administración en la que se ha vendido el Gordo se ha acercado también Elvira, una jubilada que ha contado que lleva un décimo igual que sus otros cuatro hermanos -«cinco décimos para cinco hermanos», ha comentado entre risas- y que todavía no ha pensado en qué invertirá el dinero.
«¿Que qué voy a hacer yo? Pues repartirlo», ha comentado Elvira, que ha reconocido que ahora mismo está «austadita» con este premio.
En la misma situación están Mariano y Raimunda, miembros de una peña de nueve matrimonios también jubilados a los que les han tocado 800.000 euros entre todos y que esta mañana brindaban ante las cámaras con sidra y no con cava.
Como Elvira y otros premiados ya jubilados, Raimunda ha comentado que repartirá el premio con sus dos hijos, «que tienen una hipoteca».
Leoncio, marmolista de profesión que lleva cuatro años en paro, ha asegurado que dedicará el premio de su décimo -400.000 euros- a «tapar agujeros», y ha dicho que le parece «muy mal» que Hacienda se lleve una parte de su dinero.
También tapará «agujeros» Lucía, que llevaba varios décimos del Gordo con su hermano y que, igual que su marido, se encuentra actualmente en paro.
Horas después de que los niños Joel Fernández y Andrea León de Guevara cantaran, a las 10,46, el Gordo de este año, la plaza del Salvador de Leganés, en el centro de esta ciudad a 11 kilómetros al sur de Madrid, aparecía todavía llena de afortunados, que han brindado con cava y sidra, y, sobre todo, curiosos, que se han deseado, un año más, mucha salud.
Eduardo Sobreviela.