Washington, 23 mar (dpa) – «The New York Times» publicaba en marzo de 2015 un comentario sobre la política del ex presidente estadounidense Barack Obama en Irán, que defendía una tesis muy clara: «Para evitar que Irán tenga una bomba hace falta una bomba». El autor era un tal John Bolton. Este hombre de tesis políticas impactantes se convertirá el 9 de abril en nada menos que el nuevo asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump.
La web liberal de noticias Vox lo calificaba como «una de las voces más radicales en la política exterior estadounidense». Su definición como un halcón de la política exterior es bien merecida: fue un férreo defensor de la invasión de Irak bajo la administración de George W. Bush y sus opiniones sobre Irán no son menos duras que sobre Corea del Norte.
Y Bolton no es un caso aislado: el presidente Donald Trump se ha rodeado de cada vez más políticos de línea dura en distintos puestos, de personas a las que ve más cercanas ideológicamente.
Bolton sustituirá en el cargo al general Herbert Raymond McMaster, considerado moderado. Hace unos días, también el secretario de Estado Rex Tillerson era destituido de su cargo de malas manera y vía Twitter. Su sucesor será el director de la CIA Mike Pompeo, que al igual que Bolton es un declarado crítico del acuerdo nuclear con Irán. Y al consejero económico Gary Cohn, considerado relativamente prudente, le seguirá en el cargo Larry Kudlow, un hombre de mano dura.
Con esos nombramientos, Trump ha preparado el terreno en sólo unas semanas para un significativo giro a la derecha en la política estadounidense.
Además, con la aprobación de aranceles contra China ya ha avivado los temores de una guerra comercial, haciendo un poco menos improbable un enfrentamiento militar.
«Desde su fuerte apoyo a la guerra de Irak hasta su irresponsable política exterior, John Bolton está muy lejos de la corriente dominante y estoy muy preocupado sobre la peligrosa influencia que tendrá en nuestra seguridad nacional», escribió el senador democrático Bob Menéndez en Facebook. El senador Bernie Sanders considera a Bolton un «extremista» y «el hombre equivocado».
«El ascenso de Pompeo aumenta las posibilidades de una guerra en Oriente Próximo», escribió hace unos días en un artículo Gregory Aftandilian, de la Universidad de Boston, que durante años fue asesor sobre Oriente Próximo en la Secretaría de Estado.
Si Estados Unidos rompe el acuerdo nuclear con Irán en mayo, podría aumentar la presión de los más conservadores iraníes a su propio Gobierno para reanudar el programa nuclear. A su vez, ello podría bastarle a Israel para justificar acciones militares apoyadas por su aliado estadounidense, argumenta. Esta opinión se remontaba incluso a los días anteriores al nombramiento de Bolton.
El giro a la derecha en Washington también preocupa en otras zonas de conflicto. «Con la elección de Mike Pompeo al frente de la Secretaría de Estado y ahora de John Bolton como director del Consejo de Seguridad Nacional, créanme cuando digo que los últimos ocho días no fueron buenos para el dictador venezolano Nicolás Maduro», escribió en Twitter Marco Rubio, en el pasado uno de los rivales de Donald Trump dentro del partido. Con los nuevos nombramientos las ya tensas relaciones entre Estados Unidos y Venezuela podrían seguir agravándose.
No obstante, Trump y su administración no pueden actuar de manera aislada. Para muchas decisiones necesitan el apoyo del Congreso. Pompeo todavía tiene que ser ratificado por el Senado y allí los republicanos sólo cuentan con una leve mayoría en la Cámara de 51 escaños frente a los 49 en manos de la oposición.
John McCain, enfermo de cáncer, no puede participar en las sesiones en estos momentos. Y Rand Paul de Kentucky ya ha dicho que no quiere votar a Pompeo. Paul también tiene una opinión clara sobre Bolton, para cuyo nombramiento no se necesitó ninguna ratificación del Senado. Bolton está «obsesionado con repetir prácticamente cada fallo que ha cometido la política exterior estadounidense en los últimos 15 años».
Y Trump no puede esperar apoyo por parte de los demócratas. «La tendencia del señor Bolton a solucionar cada problema geopolítico con la acción del Ejército estadounidense es altamente preocupante», dice en un comunicado Chuck Schumer, líder de la fracción demócrata en el Senado. «Espero que controle su instinto de enviar a los hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas a conflictos en todo el mundo, mientras nosotros trabajamos en política interior por la clase media.»
En Washington el nombramiento de Bolton preocupa a muchos: todo lo que se conoce sobre él hasta el momento hace pensar que empujará a Trump hacia posiciones extremadamente peligrosas, por ejemplo en la lucha contra los terroristas del Estado Islámico, en Irán y Corea del Norte, escribe Vox. «Parto de la suposición de que a John Bolton hay que mantenerlo lo más lejos posible de los asuntos del Gobierno», cita el portal al profesor de política Christopher Preble del instituto Cato de Washington. «Pienso que me tranquilizaría saber que trabaja en una perrera en Stone Mountain, Georgia. Quizás ni siquiera eso.»
Por Michael Donhauser (dpa)