Washington, 24 may (dpa) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, canceló la cumbre programada para el 12 de junio en Singapur con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, informó hoy la Casa Blanca citando una carta enviada por Trump a Kim.
Trump asegura que estaba deseando que tuviera lugar el encuentro, pero justificó su decisión en el «enorme enfado y la abierta hostilidad» que se derivan de los últimos comunicados de Pyongyang. Por ese motivo, el mandatario considera «inapropiado en este momento celebrar este encuentro planeado durante mucho tiempo».
Sin embargo, Trump invitó Kim a concertar un nuevo encuentro. «Si cambias de opinión en lo que respecta a esta cumbre de la mayor importancia, por favor no dudes en llamarme o escribirme». «Había sentido que se estaba gestando un maravilloso diálogo entre los dos», añade Trump.
Trump ya había puesto en duda el pasado martes la celebración de la cumbre en la fecha prevista, abriendo la puerta a que se celebrara en un momento posterior, dijo antes de reunirse con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en Washington.
Entre las principales diferencias que planeaban de cara a la cumbre está la exigencia de Estados Unidos al país comunista de una renuncia total al armamento nuclear, en un desarme inmediato, irrevocable y verificable.
Sin embargo, para el régimen norcoreano, su programa nuclear también es un instrumento para asegurar su poder y, según algunos medios, Pyongyang sólo está dispuesto a renunciar al uso de esas armas, de forma similar a como hace Estados Unidos como firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Hoy mismo, Corea del Norte había vuelto a amenazar con cancelar el encuentro, al criticar recientes declaraciones del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, por señalar que la situación en Corea del Norte terminaría «como el modelo libio si Kim Jong-un no pacta un acuerdo».
Hace 15 años, el entonces líder libio, Muammar Gadafi, se declaró dispuesto a eliminar sus armas de destrucción masiva a cambio del levantamiento de las sanciones impuestas al país norteafricano. Gafadi fue asesinado en octubre de 2011 por rebeldes que contaban con el apoyo de las potencias nucleares occidentales.
La viceministra de Relaciones Exteriores norcoreana Choe Son-hui consideró las declaraciones de Pence de «ignorantes y tontas» y acusó a Washington de un comportamiento «ilegal e indignante».
Añadió que dependía totalmente del comportamiento de Estados Unidos que las dos partes se encontraran en la mesa de negociaciones o se enfrentaran en una «prueba de fuerza nuclear». Corea del Norte dispone de misiles intercontinentales capaces de disparar cabezas nucleares a tierra firme estadounidense, según sus datos.
«Ustedes hablan de su armamento nuclear (..) Pero nuestras armas son tan masivas y poderosas que rezo a dios para que nunca tengan que ser usadas», dice Trump en la misiva, en una aparente respuesta a ese comentario.
Sin embargo, al tiempo que escalaba su retórica, Pyongyang había dado un paso encaminado a incrementar la confianza de cara a las negociaciones, al dinamitar su centro de ensayos nucleares de Punggye-ri, ante la presencia de reporteros de Corea del Sur, Estados Unidos, China, Rusia y Reino Unido, aunque sin invitar a expertos internacionales independientes al acto.
Un corresponsal de la emisora estadounidense CBS y periodistas surcoreanos informaron desde el lugar de los hechos de varias explosiones y Pyongyang anunció que la instalación quedó inservible.
Los norcoreanos explosionaron los tres túneles que quedaban, informó el corresponsal Ben Tracy. El problema es, sin embargo, que no había «expertos extranjeros en el lugar para verificar lo que Corea del Norte dice haber hecho: concluido el cierre de la instalación de ensayos nucleares», añadió.
La Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO) no pudo verificarlo porque ningún experto fue invitado, informó hoy una portavoz.
Pyongyang había prometido destruir el lugar durante la histórica cumbre celebrada el pasado 27 de abril entre Kim Jong-un y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en la que ambos se comprometieron a avanzar en la desnuclearización de la península de Corea y a buscar un tratado de paz permanente.
El cierre del centro de pruebas en la región montañosa, que albergó seis ensayos nucleares desde 2006, la última y más potente el pasado septiembre, se consideraba un acto simbólico con el que el país pretendía mostrar al mundo su disposición al desarme nuclear.
Algunos dudaban, sin embargo, que fuera más que un mero gesto: geólogos chinos señalaron a finales de abril que el terreno sobre el que levantaba la instalación había resultado dañado y quedado inutilizable por los ensayos nucleares subterráneos realizados por Pyongyang.
Sin embargo, expertos de la web «38 North» del Instituto coreano-estadounidense especializada en Corea del Norte habían señalado antes de la acción de hoy que las instalaciones sí seguían siendo aptas para pruebas nucleares.
Tras cancelar la cumbre, Trump manifestó su decepción. «El mundo y Corea del Norte en particular ha perdido una gran ocasión para una paz duradera, grandes avances y bienestar. Esta oportunidad perdida es un momento realmente triste en la historia».
Por Martin Bialecki y Dirk Godder (dpa)