Madrid, 22 abr (dpa) – Como el hijo que vuelve tarde a casa y, temeroso, entra en silencio para no despertar a sus padres: así pasó el español Fernando Torres por el Vicente Calderón, estadio que un día lo idolatró vestido de rojiblanco y al que hoy apenas inquietó con la camiseta del Chelsea.
José Mourinho se llevó lo que quería de Madrid, un empate 0-0 que deja todo abierto para la vuelta en Londres dentro de una semana en las semifinales de la Liga de Campeones europea de fútbol, pero Torres quería probablemente haber dejado un impacto mayor ante el Atlético, ante sus antiguos fans y ante el seleccionador español.
Vicente del Bosque asistió hoy al partido desde el palco del estadio en busca de despejar las últimas dudas antes de anunciar en mayo la lista de 23 jugadores que defenderán en Brasil el título de campeón del mundo de España.
Torres sabe que su estrella está en declive y sus opciones de estar en la cita son pequeñas, pero si pasan por algún lado es por brillar en partidos como el Atlético-Chelsea, y más después de una temporada en la que normalmente fue segunda opción para Mourinho.
La lesión del camerunés Samuel Eto’o, que se quedó en Londres, abrió la puerta de la titularidad a Torres, que jugó así por primera vez en el que fuera su estadio desde su salida del club español en 2007. Sin embargo, lejos de su mejor forma y abandonado en punta por un equipo preocupado sólo por mantener su portería a cero, nunca fue una amenaza real para los centrales locales Miranda y Godín.
Ignorado por una hinchada que ahora ama a otros, Torres dibujó una triste figura, de andar cabizbajo, en su paso por el Calderón, donde casi aún en la adolescencia se hizo con la banda de capitán.
Nadie reprocha al delantero su salida del club, donde dejó buenos recuerdos y 36 millones de euros (casi 50 millones de dólares), el precio de su traspaso al Liverpool. En Inglaterra se convirtió en una estrella internacional.
En su primer año con los «reds» anotó 33 tantos en 46 encuentros, además de conquistar la Eurocopa de 2008 con la selección española marcando el tanto de la victoria 1-0 ante Alemania en la final.
Eran sus mejores momentos, pero los títulos de club no llegaban, así que en enero de 2011 fichó por el Chelsea, que pagó por él una cifra de 58 millones de euros (80 millones de dólares). En Stamford Bridge, sin embargo, nunca fue el jugador que había sido en Anfield.
Torres nunca se asentó en el equipo titular, fue perdiendo la confianza de sus técnicos y también desapareció de la selección, aunque el jugador no pierde la esperanza de volver.
«Depende de este final de temporada al que nos enfrentamos. En este mes todo tiene otra dimensión», dijo en una entrevista con el diario «El Mundo». Quizá en Londres, con el partido más abierto, sus opciones de brillar crezcan, o quizá vuelva al banquillo y Brasil se aleje un poco más.
Por Ignacio Naya