“The Nut Job», animación con sabor coreano para Hollywood

Ein teurer Spaß - Tipps zum Kauf von BeamernLOS ÁNGELES (dpa) – Después de la temporada navideña, las películas de animación no suelen tenerlo fácil en taquilla. Pero «The Nut Job» llega con fuerza, un presupuesto considerable y todo lo necesario para volver a arrastrar a las familias a las salas de cine.

Se trata de una coproducción con capital de Corea del Norte, Canadá y Estados Unidos que cuenta con las voces de Liam Neeson, Will Arnett, Katherine Heigl y Brendan Fraser en los papeles principales. Un largometraje con el sabor tradicional de Hollywood, pero con una mezcla de nacionalidades difícil de encontrar en una cinta de animación.

Es, en principio, producto de las ansias de mercados de países emergentes por entrar a participar de la industria del cine, y de la dificultad para conseguir capital para semejantes aventuras. Todo para una historia con aires occidentales, pero con algún que otro guiño hacia la comunidad asiática, como la escena en la que los animales protagonista de la cinta bailan al son del «Gangnam Style» del cantante Psy.

La historia está centrada en una ardilla que acaba de ser expulsada de un parque de la ciudad ficticia de Oakton. Surly, un animal morado y muy inquieto, provoca un accidente en pleno centro de la ciudad en su intento de conseguir nueces, su obsesión en la vida.

Apenado por lo sucedido, se alía con su amigo Buddy, una rata, para dar un golpe en una tienda de nueces cercanas y recobrar así la confianza de su comunidad. Sin embargo, el golpe que planean es extremadamente complicado, con unos dueños muy astutos que convierten la misión en toda una aventura de considerables implicaciones para sus protagonistas.

El filme, dirigido por Peter Lepetionis, está basado en un guión de Lome Cameron y el propio Lepetionis, un director canadiense de origen griego que logró llamar la atención de los inversores con su cortometraje animado «Surly Squirrel», ahora convertido en un largometraje.

Pese al germen canadiense de la obra, se trata de todo un híbrido que se está siguiendo con especial atención en el mercado asiático, de donde ha salido gran parte del dinero para hacer la película. Será la cinta de mayor distribución en la historia de Corea del Sur como parte de un esfuerzo del gobierno para convertir la animación en una nueva industria.

Tanto es así que de los 45 millones que ha costado hacerla, 8,5 han salido de un fondo de inversiones público y otro tanto de bancos locales como el Korea Exim Bank, que puso 7 millones de dólares más y otro millón del Industrial Bank of Korea.

El mismo presidente de la república surcoreana, Park Geun-hye, ha mostrado su entusiasmo por la industria de la animación como buena fuente de puestos de trabajo en el país, en un momento en el que el género disfruta de cada vez más aceptación a nivel global. De hecho, llegó a reunirse con el presidente de Dreamworks, Jeffrey Katzenberg, para discutir futuros acuerdos de colaboración entre ambas partes.

Todavía es pronto para que productos como este compitan con las grandes compañías de animación como Dreamworks y Pixar, esta última propiedad de Disney, aunque para Corea del Sur es definitivamente una forma de llamar la atención en otros mercados y comenzar a ganar terreno en Estados Unidos y en China, los grandes parqués a nivel mundial en lo que a consumo de cine se refiere.

En cuanto a Hollywood, es un toque de atención sobre lo que se está gestando lejos de sus fronteras, productos con ganas de conquistar el poderoso mercado estadounidense.

Por Liliana Martínez-Scarpellini