Seis claves para entender la crisis en Cataluña y por qué se reactivó

Barcelona/Madrid, 9 sep (dpa) – La crisis independentista en Cataluña cumple un año teniendo en vilo a España y a Europa. La tensión podría sufrir una nueva escalada a partir de esta semana debido a diversos llamados a movilizaciones en la región nororiental. Seis claves para entender la situación y lo que puede ocurrir los próximos meses:

¿Cuál es el origen de la crisis en Cataluña?

La región de 7,5 millones de habitantes, una de las más ricas del país, lleva cinco siglos formando parte de España, pero tiene un amplio movimiento nacionalista histórico que reivindica su lengua, historia y cultura propias. Una parte de ese nacionalismo reclama la independencia para formar una república.

En los últimos diez años, esta tendencia vivió un auge gracias a la capacidad de los partidos independentistas para explotar la frustración ante la crisis económica que sacudió españa desde 2009 o los recortes implementados por la Justicia en 2010 a algunos puntos del nuevo Estatuto catalán, una suerte de Constitución regional.

¿Qué ocurrió el año pasado?

Aprovechando esa tendencia, el Gobierno catalán desafió al Estado central organizando el 1 de octubre de 2017 un referéndum de autodeterminación, pese a que había sido declarado ilegal por la Justicia española y a que no está previsto en la Constitución.

El referéndum tuvo lugar sin garantías ni reconocimiento internacional y fue boicoteado por los detractores de la independencia. Cientos de personas resultaron heridas ese día en choques con la policía que tenía orden de impedir la votación.

El entonces presidente regional Carles Puigdemont lo consideró un «mandato» para declarar una república independiente, paso que el Parlamento catalán dio el 27 de octubre. En respuesta, el Gobierno español destituyó a Puigdemont y su Gobierno y la Justicia procesó a 25 responsables del plan. Nueve de ellos están en prisión preventiva.

La situación dejó a Cataluña intervenida por Madrid, llevó a miles de empresas a sacar sus sedes de la región y abrió la crisis institucional más grave de las últimas décadas en España.

¿Por qué vuelve a haber tensión ahora?

El independentismo augura un nuevo «otoño caliente» por tres motivos: el primer aniversario del referéndum soberanista el 1 octubre, los inminentes juicios a los políticos independentistas procesados por esa votación y la «Diada» del 11 de septiembre, día de la región marcado los últimos años por grandes marchas soberanistas.

Quim Torra, sucesor de Puigdemont, avisó que está listo para llegar «hasta el final». Adelantó además que no reconocerá ninguna sentencia a los procesados que no sea la absolución. El soberanismo denuncia una supuesta «represión» de España y busca un clima de movilización callejera que comenzará a sentirse este martes con la Diada.

¿Qué pide el independentismo?

Torra asegura que está abierto al diálogo con Madrid, pero aclara que nunca renunciará al «derecho de autodeterminación» y reclama un referéndum, algo que el Gobierno español rechaza de plano y que no está contemplado en la Constitución. Si no lo consigue, Torra amenaza con volver a la desobediencia y la unilateralidad.

Los tres partidos que suman mayoría independentista en el Parlamento catalán coinciden en el objetivo, pero no en los ritmos. Mientras la antisistema Candidatura de Unidad Popular (CUP) ve inútil el diálogo y pide cortar ya con España, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), es más pragmática y considera incluso «estúpido» tratar de imponer la independencia a la mitad de catalanes que la rechazan.

¿Qué responde el Gobierno español?

Desde que el socialista Pedro Sánchez llegó al Gobierno en junio tumbando con una moción de censura al conservador Mariano Rajoy -en parte con los votos de los independentistas catalanes-, se abrieron canales de diálogo con Barcelona. Sánchez y Torra mantuvieron ya una reunión el 9 de julio y tienen agendada una segunda sin fecha fija.

Sánchez ofreció revisar el Estatuto catalán y someterlo a una consulta, pero rechaza un referéndum de autodeterminación. Pide además a Torra responsabilidad y que no ignore a la mitad de la sociedad catalana que rechaza la ruptura con España. «Lo que está en juego en Cataluña no es la independencia, sino la convivencia».

El presidente del Gobierno recordó también que España es una democracia asentada y que las sentencias de la Justicia deben acatarse «aunque no gusten». Entre tanto, la presidenta del Congreso español invitó a Torra a la Cámara para exponer sus posturas y debatirlas. El líder catalán aún analiza la invitación.

¿Se independizará Cataluña de España?

Fue una opción siempre muy improbable. La nueva «república» requeriría reconocimiento internacional y que España retirara su presencia en la región (jueces, policía, Ejército, funcionarios, etc.), dos condiciones que nadie se plantea. E incluso dentro de Cataluña una mitad de la población rechaza la independencia. Un nuevo país requiere además instituciones que los propios nacionalistas admitieron no estar preparados para formar.

Por Pablo Sanguinetti (dpa)