HOF, Alemania (dpa) – El vapor que se eleva por el contacto de la lluvia con la tierra caliente envuelve el paisaje y el cielo aún está cubierto de nubes, un ambiente que encaja bien con un lugar que antes existía y hoy ha desaparecido: Billmuthausen, en el estado oriental alemán de Turingia.
Un pueblo arrastrado. Todos los habitantes fueron reubicados y las casas, también la iglesia, fueron demolidas. En Billmuthausen hay paneles informativos que recuerdan este destino, que esta localidad comparte con una treintena de pueblos situados en la antigua zona restringida entre la República Federal de Alemania y la ya extinta República Democrática Alemana (RDA).
Un viaje en bicicleta a lo largo del tramo sur de la antigua frontera interalemana se convierte de esta manera en un curso de historia. El tramo de poco más de 700 kilómetros, desde el punto de encuentro de las fronteras de Baviera, Sajonia y la República Checa hasta el macizo del Harz, confronta a los alemanes con su pasado reciente. Explorar la antigua frontera en bicicleta es desde muchos puntos de vista una experiencia extraordinaria.
En el camino uno se pregunta una y otra vez en qué estado federado alemán uno se encuentra en cada momento, porque muchas veces ya no queda rastro del trazado de la antigua frontera. Sin embargo, hay un montón de reliquias de la división entre las dos Alemanias: torres de vigilancia, puestos de observación, monumentos conmemorativos, restos de la valla y el muro fronterizos, obras de arte y los relatos de la población local.
Durante 40 años, la naturaleza pudo apropiarse de la línea divisoria, y después de la reunificación alemana se inició una intensa labor de conservación. Una zona de protección se sucede a otra, desde el parque natural Selva de Franconia y el parque natural turingio Schiefergebirge/Obere Saale hasta el parque natural Eichsfeld-Hainich-Werratal y el parque natural del Harz pasando por la reserva de la biósfera Rhön y el parque natural Hainich.
Un viaje en bicicleta a lo largo de la antigua frontera también es un desafío físico: el bosque de Turingia tiene pendientes de hasta un 15 por ciento, descensos y algunos tramos con curvas muy cerradas. En el Röhn, el trayecto está lleno de subidas y bajadas. En el Harz, el ciclista tiene que luchar para subir de 300 a una altura de 600 metros, para luego volver a descender a toda velocidad.
Los turistas en bicicleta se convierten en personas que cruzan constantemente la frontera. Todo empieza en el punto de encuentro de las fronteras de Baviera, Sajonia y la República Checa. No hay vallas ni controles. Un arroyo murmura lleno de vida. Pasas por una señal y ya estás al otro lado de la frontera. Esto sigue siendo así hoy día, también en Mödlareuth, en el margen del parque natural Selva de Franconia, y subiendo unos 20 kilómetros por la frontera entre Baviera y Turingia.
Aquí había antaño un muro que partía el pueblo en dos, por lo que los estadounidenses llamaban esta localidad «Little Berlin». Después de la reunificación, los habitantes del pueblo recibieron un trozo del muro original. Una parte del muro no fue demolida y hoy es el objeto central del museo interalemán Mödlareuth.
Después de esta lección de historia siguen etapas de montaña en medio de una naturaleza exuberante. El camino sube hasta una altura de unos 700 metros por cuestas empinadas y descensos rápidos a través de la Selva de Franconia y el bosque de Turingia.
El parque de esculturas Unidad Alemana se encuentra en el antiguo paso fronterizo de Eußenhausen/Henneberg. En lo alto de la montaña, el Puente Dorado, del año 1996, el Campo de las Banderas, que surgió de una iniciativa de escolares, o la escultura titulada «Abatido durante la huida» forman un conjunto artístico, al igual que otros objetos que se ocupan del complejo temático de la división de Alemania.
Solo después de unos 380 kilómetros, los ciclistas llegan a otro estado alemán, el de Hesse, donde se encuentra el Rhön y otras montañas. Aquí, la antigua frontera discurre durante muchos kilómetros junto a los ríos Ulster y Werra, que han conservado su estado natural, por lo que las etapas son más relajadas. Los caminos están flanqueados por árboles frutales que los habitantes de la RDA podían alquilar por un año.
Nuevamente, la historia alemana acompaña a los excursionistas cuando pasan por la moderna explanada de un museo en Point Alpha, cerca de la ciudad de Geisa, donde el Ejército de Estados Unidos tenía un importante puesto de observación. Allí, los miembros del Ejército estadounidense y los soldados que estaban de guardia del lado de la RDA estaban todos los días casi frente a frente.
Resulta difícil, después de los apacibles tramos a lo largo del río Werra, enfilar nuevamente hacia la montaña. Sin embargo, el camino de la frontera así lo exige: depués de Bad Sooden-Allendorf, en el norte del estado de Hesse, la frontera atravesaba la región de Eichsfeld, cerca de Duderstadt, y ponía rumbo al macizo del Harz. Por tanto, al ciclista no le queda otro remedio que estirar las pantorrillas y subir y bajar un cerro tras otro. Es duro pero nada que ver con el bosque de Turingia.
El ciclista que hasta aquí no ha visitado ningún museo se encuentra al sur de Duderstadt con otra oportunidad de visitar un lugar histórico: entre los pueblos de Gerblingerode, en el oeste, y Teistungen, en el este, ya había en 1973 un pequeño tráfico transfronterizo que se hizo posible en virtud de un tratado firmado entre las dos Alemanias en diciembre de 1972.
En el camino al macizo del Harz se unen del lado occidental el estado de Baja Sajonia a Baviera y Hesse, inicialmente todavía con el vecino estado de Turingia del lado oriental. Quien tiene ganas puede hacer aquí el último gran ascenso, al Brocken, un pico de 1.141 metros de altura en el estado de Sajonia-Anhalt.
Los que se atreven son generalmente ciclistas que se desplazan en bicicletas de carretera o de montaña sin equipaje. Y quien se ha cansado mucho durante la última etapa puede recompensarse con un descenso de 12 kilómetros en la carretera Brockenstraße con dirección a Schierke. Quien tiene ganas puede iniciar aquí la segunda mitad del camino fronterizo interalemán hacia el norte. La primera mitad ya ha sido salvada. Durante ese tramo, el ciclista ya no tiene que luchar contra las montañas sino a menudo contra el viento en contra.
Información básica: el camino fronterizo interalemán
El tramo sur del camino fronterizo interalemán va desde el punto de encuentro de las fronteras de Baviera, Sajonia y la República Checa al macizo del Harz. La montaña Der Brocken se encuentra a unos 700 kilómetros del punto inicial, aproximadamente a la mitad de la antigua frontera interalemana en su conjunto.
Una y otra vez, la ruta pasa por estados alemanes diferentes, primero Sajonia, Baviera y Turingia y más tarde Hesse, Turingia, Baja Sajonia y Sajonia-Anhalt. En las zonas boscosas de Turingia, Rhön y el Harz hay que salvar a veces desniveles de un 15 por ciento. La ruta discurre por un paisaje plano a lo largo del río Wedda.
Alojamiento: también en la mayoría de los pueblos pequeños hay pensiones donde se pueden reservar habitaciones. No en todos los lugares hay hoteles y cámpings.
Informaciones: www.erlebnisgruenesband.de
Por Petra Reinken