«Robocop», la vuelta de un clásico de manos del brasileño Padilha

'RoboCop' Pressekonferenz, San Diego Comic ConLOS ÁNGELES (dpa) –  Ya es costumbre en Hollywood eso de revivir franquicias que parecen haber tocado a su fin después de uno o dos títulos languidecientes en taquilla. «Robocop», que se estrenará el 12 de febrero en Estados Unidos, es un caso claro de una tendencia en pleno auge, con ejemplos como el de «Superman»  o  «Spiderman» aún vivos en cartelera.

La cuestión con el nuevo trabajo del director de «Tropa de Élite» José Padilha, en manos de Metro Goldwyn Mayer y Columbia Pictures, es saber si podrá perpetuarse en el tiempo con segundas y terceras partes, después de que la primera franquicia resultara un tanto decepcionante en lo que a secuelas se refiere.

Tras el éxito rotundo de la cinta de Paul Verhoeven en 1987, la continuación tres años más tarde, ya sin Verhoeven a los mandos, supuso un bajón considerable en términos de crítica y de aceptación por parte del público, una sensación que terminó por consolidarse con «Robocop 3», hundida por los expertos en la materia.

Ahora, con el brasileño Padilha al frente de la aventura cinematográfica, vuelve el policía más temido por los delincuentes en Detroit, un producto de la compañía Omnicorp que, como en la historia original, se trata de un agente mitad homb mitad máquina, una revolución en el departamento de policía que desde esa empresa confían en que se convierta en una revolución para la seguridad de la ciudad.

Para ello, necesitan esperar la oportunidad perfecta para poner en marcha su idea, algo que surge después de que Alex Murphy (interpretado por Joel Kinamann), un dedicado policía de Detroit, casado y con hijos, es víctima de un coche-bomba. Murphy sufre quemaduras en un 80 por ciento de su cuerpo, lo que le convierte en el candidato perfecto para meterse en un chasis metálico y transformarse en un ser computerizado.

Sin embargo, ese elemento humano es el que plantea el conflicto en la cinta de Padilha, ya que el robot sigue vinculado a su mujer (Abbie Cornish) y a su hijo, desobedeciendo las órdenes de los dueños de Omnicorp. La compañía, que guarda dañinas intenciones, está liderada por Raymond Sellars, que no es otro que el veterano Michael Keaton.

No es el único actor curtido en este largometraje de gran presupuesto. También están Gary Oldman, que en esta ocasión se mete en la piel del doctor Dennett Norton, el científico que crea a Robocop, y Samuel L. Jackson, presente en una infinidad de películas taquilleras y convertidas desde hace años en el actor más rentable. Nadie le supera en la suma de millones de dólares recaudados por las películas en las que ha intervenido en su carrera.

Con todo y con eso, a la cinta de Padilha le queda la difícil misión de superar o hacer olvidar a la original, un largometraje muy comentado en su momento, no sólo por lo original del concepto, sino por su nivel de violencia, manejado con brillantez por un experto en la materia como Verhoeven.

El cineasta es famoso por no haber tenido nunca problemas en expresarse de la forma más gráfica posible en pantalla. Suya es la escena del hombre tiroteado y usado como escudo humano en «Total Recall», de 1990, o la célebre «Basic Instinct», polémica en su momento por lo explícito de sus imágenes.

La nueva versión también tiene altas dosis de acción para contentar al personal, y la ventaja de la tecnología de su lado, con cambios como el color y el diseño del traje, del tradicional gris al negro con neón rojo en la parte del casco. Del resto se ha encargado la enorme campaña promocional de los estudios, convirtiendo este filme en uno de los más esperados del año y en potencial gran taquillazo.

Por Liliana Martínez-Scarpellini