Rafael Correa, de la «revolución ciudadana» al banquillo

Quito, 7 nov (dpa) – Rafael Correa, a quien la justicia ecuatoriana abrió juicio por su presunta implicación en el secuestro en 2012 del ex asambleísta Fernando Balda en Colombia, fue el único presidente que ha gobernado durante una década en Ecuador (2007-2017), y lo hizo encabezando una «revolución ciudadana», nombre que él le dio al movimiento izquierdista con el que llegó al poder.

Doctorado en economía con estudios en Ecuador, Bélgica y Estados Unidos, Correa llegó a la presidencia en 2007 con una coalición de partidos conocida como Alianza PAIS. Con ella prometió, entre otras cosas, evitar la injerencia de la política en la Justicia y la economía, y sacar al país de la «larga y triste noche neoliberal» en la que, a su juicio, se hallaba.

En el camino intentó construir un Gobierno en línea con el de otros países de la región, bajo el paraguas ideológico del «socialismo del siglo XXI» impulsado por el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez.

Durante sus primeros dos mandatos, los altos ingresos derivados de la exportación de petróleo permitieron a su Gobierno construir obras públicas como no lo pudo hacer ninguno de sus antecesores.

El discurso de Correa, empero, acrecentó las diferencias con los sectores pudientes del Ecuador, entre ellos la industria, los bancos, y un grupo al que llegó a calificar como sus principales enemigos políticos: los medios de comunicación.

En lo internacional sostuvo tensas relaciones con Estados Unidos, el principal mercado de sus productos, y abrió en cambio contactos con países opositores a Washington como Cuba, Venezuela y Rusia.

La tensión con Estados Unidos aumentó aún más cuando su Gobierno aceptó dar asilo al fundador del portal de denuncias Wikileaks, Julian Assange, en la embajada ecuatoriana en Londres.

Uno de los momentos más difíciles para Correa fue una rebelión policial en reclamo de beneficios sociales ocurrida en septiembre de 2010. En aquel entonces, fue retenido por los agentes durante varias horas. El hecho fue considerado por su Gobierno como un intento de golpe de Estado.

En 2010 rompió relaciones diplomáticas con Colombia -reanudadas al cabo de dos años- luego de que militares colombianos bombardearan territorio ecuatoriano en una operación dirigida contra el líder guerrillero de las FARC alias «Raúl Reyes», quie murió en la ofensiva.

En los dos últimos años, la administración de Correa afrontó las consecuencias del terremoto del 16 de abril de 2016 que destruyó gran parte de la zona costera. Al mismo tiempo, la caída del precio internacional del petróleo afectó los ingresos del país.

El 24 de mayo de 2017 entregó la banda presidencial a su sucesor, el también socialista y cofundador del movimiento Alianza PAIS, Lenín Moreno, con el objetivo de prolongar su «revolución ciudadana» durante un nuevo período antes de regresar al poder en 2021.

Sin embargo, Moreno tomó distancia y el ex mandatario se convirtió en el mayor opositor político del nuevo Gobierno.

Fue justamente durante el Gobierno de Moreno que se reanudó la investigación en torno al secuestro del ex asambleísta Fernando Balda en 2012 en Bogotá, un caso que ahora podría llevar al ex presidente a la cárcel.

Actualmente Correa, de 55 años, reside en Bélgica junto a su esposa, ciudadana de ese país. Son padres de dos hijas y un hijo.

Por Ramiro Carrillo (dpa)