Volgogrado (Rusia), 1 ene (dpa) – Las palabras del presidente ruso, Vladimir Putin, que hoy visitó por sorpresa Volgogrado, trasmitían tristeza y pesar. El mandatario habló de una «ciudad heroica» antes de utilizar un tono más duro para asegurar que se buscará sin tregua a los autores de los sangrientos atentados que el domingo y el lunes costaron la vida a más de 30 personas.
Se les perseguirá, dijo, hasta su «aniquilación total». En uno de los dos escenarios de los atentados, el jefe del Kremlin colocó una corona de rosas rojas. Después, en una visita al hospital consoló a los heridos.
Las víctimas se mostraban inquebrantables ante las cámaras de televisión. «Nosotros en Volgogrado no dejamos que nos dobleguen fácilmente», dijo una anciana a Putin recordando la sangrienta batalla en la ciudad (entonces Stalingrado) durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora, unos 70 años después, vuelve a haber un «frente» en la ciudad, señala el diario «Kommersant». «Esta vez contra el terrorismo».
Al hombre más poderoso de Rusia le gustaría haber comenzado el año con otra imagen: por ejemplo esquiando en Sochi, para anticipar lo que se verá en los Juegos Olímpicos de Invierno que comienzan en apenas cinco semanas. Pero en lugar de reinar la emoción olímpica, impera el miedo a los atentados terroristas. Muchas ciudades del gigantesco país han reforzado drásticamente la seguridad o cancelaron directamente todas las celebraciones de Año Nuevo.
Lo que también ha sido excepcional es que Putin, que como ex jefe del servicio secreto está considerado un maestro de sus propias puestas en escena, tuviera que cambiar su discurso de Año Nuevo.
El discurso había sido grabado hacía unos días en los jardines del Kremlin. El mandatario se mostraba optimista de cara a las alegrías que iba a deparar el 2014 con los Juegos Olímipicos de Invierno incluidos. Pero los atentados que han costado la vida a 34 personas y causaron heridas a al menos otras 72 hicieron que ese discurso no se emitiera, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Rápidamente Putin rodó uno nuevo para prometer seguridad en los Juegos Olímpicos en Sochi.
El principal objetivo de los atentados cometidos contra la estación de tren y un autobús en Volgogrado es perturbar los Juegos Olímpicos. Los islamistas en el Cáucaso Norte amenazaron con alterar los Juegos, una cita deportiva considerada un proyecto de prestigio para Putin. Volgogrado se encuentra a unos 700 kilómetros de Sochi.
El Kremlin desplegará en el área olímpica unos 50.000 efectivos de las fuerzas de seguridad, casi el doble que Londres en los Juegos Olímpicos de 2012. Además velarán por la seguridad barcos de guerra desplegados en la costa del mar Negro y aviones no tripulados que sobrevolarán la zona, a lo que se suma las más de 1.400 cámaras que se han instalado en cada esquina de Sochi.
Además, se filtrarán las llamadas y las comunicaciones en Internet y los invitados contarán por primer vez con un pase especial para espectadores para poder «identificar exactamente» a todo visitante. Los críticos lamentan la «vigilancia total».
Sin embargo, el Kremlin considera estas acusaciones totalmente infundadas. Yuri Ushakov, asesor de Putin, dijo que cinco meses después de los atentados del 11-S en Estados Unidos (2001) se celebraron los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City y las medidas de seguridad fueron las mismas.
La Casa Blanca empleó helicópteros con cámaras dotadas con sensores térmicos, así como tiradores de precisión e instaló cordones con vallas de tela metálica. «Entonces todos lo encontraron normal, mientras ahora de repente las medidas antiterroristas parecen exageradas en Sochi», lamentó.
Por Wolfgang Jung