Putin quiere hacer política en Sochi, y Ucrania será un plato fuerte

5916474wSochi/Kiev, 6 feb (dpa) – Los medios estatales rusos y los líderes de Moscú observan desde hace meses las protestas que se desarrollan en parte violentamente en Ucrania. Su mirada es más bien reprobadora. Ningún otro Estado permitiría que su oposición avanzara tanto, creen en Moscú.

Ese tipo de observaciones, como las manifestadas por el ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov, suelen ir acompañadas de la advertencia de que nadie debería inmiscuirse en asuntos de política interna de otro país. Sin embargo, en Ucrania las palabras rusas despiertan más bien miedo entre los manifestantes que desafían desde hace más de dos meses el frío en las calles de la capital exigiendo una salida del actual gobierno.

En Ucrania, el hecho de que el presidente Viktor Yanukovich viaje este viernes a Rusia despierta teorías conspirativas. ¿Irá a buscar respaldo ruso para poder asestarle un golpe sangriento a los movimientos de protesta?, se preguntan.

Uno de los principales líderes de la oposición actual de Ucrania, el ex boxeador Vitali Klitschko, teme desde hace meses que el gobierno ponga fin a las protestas por medio de la violencia y declare el estado de excepción.

El discurso oficial indica que Yanukovich quiere presenciar los fuegos artificiales en el estado Fisht junto a su par ruso, Vladimir Putin, cuando se inauguren los Juegos Olímpicos de invierno.

Pero Putin no quiere dejar pasar la cita olímpica para hacer política internacional. Así, subrayó su intención de ocuparse de conflictos como los de Ucrania, Siria y Afganistán en los inminentes encuentros con jefes de Estado y de gobierno.

En declaraciones al periódico «Kommersant», el asesor de Putin Serguei Glasyev destacó en Kiev que un gobierno tiene la potestad de ejercer violencia para evitar un golpe de Estado.

«De acuerdo con nuestras informaciones, las fuentes estadounidenses gastan 20 millones de dólares semanales, entre otros, también para suministrar armas a opositores e insurgentes», aseguró el funcionario del Kremlin, que redundó en la acusación al decir que se está entrenando a combatientes ucranianos en el predio de la embajada de Estados Unidos.

Pero Yanukovich dejará atrás todo el conflicto que hierve en su país, en el que también se condensa una puja de poder entre Occidente y Rusia, para viajar a Moscú, donde además se presentarán 44 atletas ucranianos que intentarán olvidar por un momento los frentes internos para concentrarse en la competición.

Rusia no sólo observa los sucesos en las calles de Kiev a raíz de las multimillonarias ayudas otorgadas a la ex república soviética, sino también, según el periódico «Novaya Gaseta», debido a que no vería con buenos ojos una eventual expansión del virus revolucionario ucraniano. Es algo que ya se entrevió cuando tuvo lugar la Revolución Naranja en 2004 en Ucrania.

En las redes sociales ucranianas se multiplican las advertencias de que los rusos aparecen vistiendo uniformes de la unidad especial ucraniana Berkut para coaccionar a los manifestantes. El mismo temor fue expresado por la escritora Oksana Sabushko en una carta abierta.

En las redes se alientan las sospechas señalando que los uniformados hablan precisamente ruso sin acento ucraniano. Y el opositor Dmitri Bulatov, que abandonó Ucrania tras haber sido víctima de torturas, dice ahora desde Lituania que sus torturadores eran enviados de Putin.

Moscú rechaza todo tipo de acusaciones tildándolas de rusofóbicas. Los ultranacionalistas cultivan el odio hacia cualquier cosa rusa criticó el portavoz de Putin, Dmitri Peskov. «Es muy preocupante», subrayó antes del encuentro entre Putin y Yanukovich.

Ambos mandatarios se reunirán al margen de los Juegos. Rusia quiere escuchar a Yanukovich. «Sobre el tema de otorgar una u otra ayuda o poner a disposición algún que otro servicio, reiteramos: sólo si los ucranianos se dirigen a nosotros», subrayó Peskov en una entrevista de radio, sin precisar a qué tipo de servicios o ayudas se refería.

Por Ulf Mauder y Andreas Stein