Buenos Aires, 1 may (dpa) – Un proyecto presentado por el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, para incinerar la basura que producen los habitantes fue rechazado por dirigentes de organizaciones sociales y ambientales, que aseguran que la medida causará contaminación en la capital argentina.
La iniciativa será debatida este jueves en la Legislatura de Buenos Aires, donde la coalición de gobierno de centroderecha Cambiemos cuenta con la mayoría de los votos para aprobarla.
El texto que será debatido por los legisladores propone la implementación de incineradores que, a partir de la combustión de los residuos, generarán energía para reutilizar.
El proyecto asegura que la tecnología que se utilizará en la incineración reducirá en un 90 por ciento el volumen de los desechos, y que las cenizas generadas podrán ser reutilizadas en la industria de la construcción.
«Los incineradores de basura emiten al ambiente una variedad de sustancias químicas, algunas muy tóxicas para las personas», dijo a dpa Verónica Odriozola, directora ejecutiva de Salud sin Daño, una de las organizaciones que se oponen al proyecto.
Odriozola firmó una declaración junto a otros referentes de organizaciones ambientales en la que aseguraron que la iniciativa pretende «tapar la falta de voluntad política» en cumplir con la llamada Ley de Basura Cero, que fue aprobada en 2005 y fijaba un descenso en la cantidad de residuos enviada por Buenos Aires a los depósitos situados en la periferia de la ciudad.
En enero pasado la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), la empresa pública encargada de la gestión de residuos sólidos de la capital argentina y otros 34 distritos bonaerenses, advirtió que el último depósito habilitado para recibir basura colapsará en un lustro.
«Por el crecimiento poblacional y económico, cada vez se generan más residuos», dijo al diario «Clarín» Gustavo Coria, presidente de la CEAMSE, que viajó a Europa para recorrer diferentes plantas de incineración de basura.
Los llamados «rellenos sanitarios» recibieron en el último año 18.000 toneladas de basura diaria, unas 2.000 más que en 2016, afirmó la CEAMSE.
Según Odriozola, el «argumento» de que los depósitos de residuos están a punto de colapsar es expuesto por el Gobierno de Buenos Aires como un «fracaso de la Ley de Basura Cero como si la norma tuviera vida propia y los funcionarios no tuvieran que aplicarla».
«La ley obligaba al Gobierno a cumplir un cronograma de reducción de residuos sobre la base de una serie de múltiples políticas públicas que no se pusieron en marcha», afirmó Odriozola.
En ese contexto, la presentación de un proyecto para incinerar los residuos aparece como una «solución» para «una ciudad ya castigada por los problemas ambientales», entre los que se cuenta la contaminación de la cuenca hídrica Matanza-Riachuelo, que tiene una extensión de 64 kilómetros y bordea Buenos Aires.
Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), dijo a la radio AM750 que la incineración generará emisiones de «componentes muy peligrosos, como dioxinas, que son agentes cancerígenos declarados por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer».
El proyecto legislativo, además, pone en riesgo el trabajo que realizan en forma cotidiana miles de recuperadores de residuos para su reciclado, advirtió en una carta pública un grupo de sacerdotes católicos que se desempeñan en las villas (favelas) de Buenos Aires.
«Es preocupante si se quema el material reciclable, ya que muchos cartoneros lo necesitan para ganarse su medio de vida», indicó el documento firmado por los religiosos, entre ellos Gustavo Carrara, nombrado recientemente obispo por el papa Francisco.
En junio de 2017 la Unión Europea (UE) comenzó a analizar un informe que recomienda medidas para gestionar los residuos con el objetivo de prepararlos para su reutilización y reciclado.
Según el documento evaluado, varios países europeos, como Dinamarca y Suecia, invirtieron «excesivamente en plantas de residuos para energía» por sobre otros métodos de reciclado.
Por Gabriel Tuñez (dpa)