Madrid, 13 ago (EFE).- Isaac Rosa, Rafael Chirbes, Belén Copegui, Pablo Gutiérrez o poetas como Elena Medel o Antonio Lucas han hablado en sus últimos trabajos de la crisis y la sensación de derrota de una generación. Ahora es Pilar Adón quien pone voz al desarraigo y a la huida de este mundo en el poemario «Mente animal».
Un libro publicado por «La Bella Varsovia», en el que esta poeta, narradora y traductora da un paso adelante con respecto a su anterior trabajo, «La hija del cazador», y acentúa la búsqueda en los temas nucleares de su obra: la huida, el miedo, la identidad, o el desarraigo, ocasionado por la dureza de la vida y el momento actual.
«En realidad, creo que siempre toco los mismos temas, que son los que me preocupan, solo que en este último poemario camino mucho más hacia una desnudez del lenguaje, de la palabra, que coincide con una desnudez propia. Creo que al hablar de mi, hablo del individuo, de lo universal, que es lo que me sucede a mí cuando leo poesía de otro», explica a Efe Pilar Adón (Madrid, 1971).
Así, Adón se despoja de todo artificio y con la palabra alimentada por la verdad y la experiencia, la poeta habla también del suicido como un eco grabado en alguna infancia pasada; y es que no en vano, la autora de «Todo es poesía menos la poesía», siente pasión por algunas de las más geniales poetas que acabaron con su vida, como Silvia Plath, Alejandra Pizarnik o Anne Sexton.
«Mente animal» en palabras de su autora es un homenaje y venganza a estas autoras. «Sí -dice- porque es un homenaje a mi formación como lectora y de venganza por la manera de expresarme tan dura», precisa.
«Mi formación, como toda formación, ha sido dura y grata -recalca-. Aprendes cosas de tus ancestros, de la dureza de la vida, de la infancia, te preparas mucho, pero pertenecemos a una generación, que hoy día sufre un gran desarraigo por el tema económico».
En palabras de Adon, hoy es raro ver a una persona de su generación con un sitio fijo donde vivir, con una casa propia, comprada. «Siempre estamos buscando sitios menos precarios, es como estar siempre en vilo, con tus recuerdos, tus cuadros, tus cosas…en movimiento, y ese desarraigo es uno de los temas centrales de mi trabajo», añade la poeta.
«A mi generación siempre le han dado mucha responsabilidad. Siempre he sido responsable y concienzuda; por eso ahora es el momento de la venganza y de perder el miedo a equivocarme. El tiempo de la libertad de la imperfección», subraya esta escritora que se mueve muy bien y sin dificultad entre géneros.
«Tengo disciplina con la traducción y con la novela pero a la poesía no se la puede llamar, hay que estar atenta a su escucha», dice.
A Pilar Adón también le gusta la poeta Elena Medel, y sobre todo su último poemario que mereció el premio Loewe de Creación Joven, «Chatterton». «Ella también habla de la crisis, de la sensación de derrota, de que han vencido ellos y te lo han quitado, a pesar de haber sido una niña buena. Todo eso nos ha desbordado», sostiene la autora.
Pero la autora de «El poder del cuerpo» considera que no hay una voz generacional que hable de la crisis, sino muchas individualidades. «Yo no intento dar lecciones, solo intento que otra persona cuando me lea se sienta reflejada. La verdadera responsabilidad del autor es mejorar su texto en todo lo posible, no dar lecciones», concluye.
Carmen Sigüenza