Obispo nicaragüense denuncia maniobra Daniel Ortega de reelección indefinida

5755153wMiami, 26 nov (EFEUSA).- El obispo nicaragüense Juan Abelardo Mata denunció hoy en Miami el intento del presidente Daniel Ortega de buscar la reelección indefinida con una «antidemocrática» y «viciada» reforma de la Constitución.

La propuesta de reforma de la Constitución enviada a principios de noviembre por Ortega a la Asamblea Nacional es una maniobra de «abuso» que le garantiza al mandatario centroamericano la reelección consecutiva, tras la eliminación de los obstáculos legales, afirmó a Efe monseñor Mata.

Según el proyecto de reforma presentado por el grupo parlamentario sandinista, el presidente de la República podría ser elegido con la mayoría relativa de votos, dictar decretos ejecutivos con fuerza de ley y nombrar a militares en servicio activo para ocupar cargos en instituciones del Estado.

Además, la reforma eliminaría la prohibición de la reelección presidencial, lo que permitiría a Ortega aspirar a su cuarto mandato en los comicios de 2016.

En su entrevista con EFE, el obispo nicaragüense alertó sobre el intento de Ortega de cambiar el sistema político del país mediante una reforma que, lamentó, «hay que darla ya por hecha», debido a que el mandatario controla el Parlamento de Nicaragua con una «mayoría absoluta fraudulenta».

«Todo el texto lo consideramos viciado desde su génesis», subrayó Mata, quien llegó a Miami invitado por un comité cívico nicaragüense «muy preocupado por lo que está sucediendo en Nicaragua», apuntó.

Aseguró que, de llevarse a cabo esta reforma, supondría el fin de la democracia representativa en el país, en momentos en que el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) propone sustituir esta por la creación de una «democracia directa».

Advirtió además de que, bajo esta denominación, se esconde un proyecto «neocomunista al que llaman ‘Socialismo del siglo XXI’.

La propuesta de Ortega, en opinión del prelado, supone la voladura de las cerraduras constitucionales que impiden el ejercicio del poder al candidato que haya desempañado el cargo en dos ocasiones, que es el caso del líder sandinista, y la reelección consecutiva.

«Ahora quiere (Ortega) cambiar la Constitución eliminando dos trabas que le permitirían su reelección sin solución de continuidad y con una mayoría relativa», insistió el obispo Abelardo Mata.

Dejó claro que la Constitución puede ser reformada, pero siempre «a través de la discusión en la Asamblea Legislativa»; sin embargo, lo que es alarmante, precisó, es que la propia Corte Suprema de Justicia «decretara la ilegalidad de la Constitución» y «permitiera que Ortega» se presentara como candidato a la Presidencia en 2011.

Entonces, el Supremo nicaragüense dictó una polémica medida según la cual los impedimentos legales de la Constitución para la reelección no eran aplicables para Ortega.

Pero, dado que esas normativas se mantuvieron en el texto constitucional, Ortega, que regresó al poder en Nicaragua tras 16 años como líder sandinista en la oposición, intenta ahora suprimirlas con su reforma a la Constitución.

«Ortega subió al poder robando las elecciones. Y el artículo 46 de la Constitución de la República prohíbe la reelección continua y que quien ocupó dos veces la silla presidencial vuelva a optar a ella», reiteró el obispo, quien ha recibido «amenazas de muerte» y sufrido el «acoso» por parte de «personas afines al Gobierno» nicaragüense.

Aclaró que su postura ante la propuesta de Ortega de reforma de la Constitución, así como la denuncia de los «fraudes» y «abusos» cometidos por este, forma parte de una valoración «colegiada del Obispado nicaragüense», «reflejo del pensamiento» del episcopado.

Censuró también el intento de Ortega de otorgar a los militares del país potestad para ocupar cargos civiles en las instituciones públicas, de aprobarse la reforma.

Se trata de una clara «involución. Se vuelve (con esta militarización), como si no hubiera pasado Nicaragua ya por un baño de sangre», al restablecimiento, «con otras personas y otro lenguaje», a un tipo de gobierno «somocista».

Advirtió de que «un militar está preparado para obedecer de forma taxativa y hermética», y eso, resaltó, «no favorecería el desarrollo de una institución en la que debe haber diálogo entre el Gobierno y el pueblo».

«El militar tiene una función en la nación: garantizar la seguridad en las fronteras y en casos de emergencia, pero no puede estar ocupando el puesto de los civiles», hizo hincapié.

Se refirió también a la «violencia armada» que ha surgido en zonas montañosas del país centroamericano, como reacción «desesperada» ante un Gobierno «sordo que no escucha los clamores del pueblo».

Parte del campesinado «se ha vuelto a armar, ya que no ven un liderazgo de la oposición ante la avalancha» del Estado actual, advirtió.