Madrid, 25 abr (dpa) – Semanas de un escándalo creciente por la posible falsificación de un «máster» universitario terminaron forzando hoy la dimisión de la jefa del Gobierno regional de Madrid, Cristina Cifuentes, y sumando un nuevo dolor de cabeza para Mariano Rajoy y su Partido Popular (PP) en un momento clave de su mandato.
Tras resistir más de un mes de presión en aumento, Cifuentes precipitó hoy su renuncia horas después de que se difundiera un video de 2011 -cuando ya era vicepresidenta de la Asamblea de Madrid- en el que se la ve retenida por el guardia de seguridad de un supermercado tras intentar al parecer llevarse unos cosméticos sin pagarlos.
El desgaste por el ya conocido como «mástergate», el revuelo mediático culminado hoy con el video y la renuncia de un peso pesado del PP sacuden a Rajoy con la crisis independentista en Cataluña aún abierta y en plena negociación de los presupuestos 2018, cuya aprobación es clave para la estabilidad del Gobierno.
La renuncia de la política de 53 años descabeza además al PP en uno de sus feudos históricos, la Comunidad de Madrid (la región en donde se encuentra la ciudad de Madrid, que tiene su propio Ejecutivo de centroizquierda), justo un año antes de las elecciones municipales de las que saldrá un nuevo Gobierno local en mayo de 2019.
«En la vida, por encima de los intereses de uno hay que pensar en los intereses generales», justificó Cifuentes al anunciar su dimisión en una comparecencia convocada de urgencia tras la difusión del video del supuesto hurto. «Llevo 35 o 40 días de exposición permanente, de linchamiento por tierra, mar y aire. Pero esto de ahora…»
Cifuentes denunció una campaña «de acoso y derribo» contra su persona y aseguró que había decidido ya que presentaría su renuncia el 2 de mayo, día de la región, pero que la adelantó por el video. Sobre el supuesto hurto, comentó solo que fue un descuido «involuntario» y que pagó luego los cosméticos por unos 40 euros (menos de 50 dólares).
Las explicaciones parecieron superfluas no solo para la oposición, sino incluso para el PP, donde el video sentenció la suerte de una política que llevaba un mes en la cuerda floja. Incluso Rajoy comentó brevemente que la renuncia era «obligada» y que Cifuentes hizo «lo que tenía que hacer».
Fuentes citadas en la prensa española aseguraron que fue el propio mandatario quien ordenó a Cifuentes dimitir antes de que comenzara hoy un pleno parlamentario para debatir los presupuestos del Estado para 2018. El PP, sin mayoría absoluta en el Congreso, negocia aún apoyos para sacar adelante las cuentas.
El escándalo en torno a Cifuentes estalló en marzo cuando un diario digital reveló irregularidades en las calificaciones de un máster de Derecho Autonómico que la política conservadora cursó supuestamente en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
Cifuentes dijo ser víctima de una «operación política» y negó cualquier irregularidad, pero una cadena de nuevas revelaciones y las contradicciones tanto de la presidenta regional como de la universidad fueron escalando la situación hasta volverla insostenible.
La oposición socialista vio en el caso el reflejo de «una época y un modo de entender el Gobierno» por parte del PP, mientras que la izquierda dio por hecho que el video fue filtrado desde el propio partido de Rajoy en un caso de «fuego amigo». «Las mafias del PP eliminaron a Cifuentes a partir de la destrucción humana», criticó Pablo Iglesias, líder de Podemos.
Cifuentes era la única líder del PP en Madrid que mantenía una buena imagen tras una serie de escándalos que el año pasaron llevaron incluso a la cárcel a su predecesor, Ignacio González, como presunto líder de una trama corrupta y que forzaron la renuncia de la histórica presidenta regional del partido Esperanza Aguirre.
Rajoy confió en que lo ocurrido hoy abra «una nueva etapa» en la Comunidad Autónoma. La dimisión de Cifuentes impide una moción de censura con que la oposición amenazaba con destituirla y tomar el Gobierno en Madrid, que quedará de forma interina en manos del «número dos» de Cifuentes, Ángel Garrido. Pero no evita el descalabro regional del PP apenas un año antes de las elecciones locales.
Por Pablo Sanguinetti (dpa)