Washington, 17 ago (dpa) – La pequeña ciudad estadounidense de Ferguson volvió a vivir una noche de enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, pese a que el gobernador del estado de Missouri, Jay Nixon, había decretado un toque de queda nocturno y el estado de emergencia para evitar nuevas protestas.
Según la BBC, unos 150 manifestantes se reunieron en la calle principal para protestar por el toque de queda, una semana después de la muerte a tiros por la policía del joven afroamericano Michael Brown cuando iba desarmado.
La policía utilizó bombas de humo y gases lacrimógenos contra los manifestantes. La emisora CNN informó citando a la policía que un manifestante sufrió graves heridas y su vida corre peligro. Al menos siete fueron detenidos.
Los manifestantes gritaban «¡Todos somos Mike Brown! ¡Tenemos derecho a reunirnos pacíficamente!» al tiempo que marchaban con las manos en alto por las calles de la localidad del condado de St. Louis. El gesto se ha convertido en todo un símbolo de las protestas, después de que testigos señalaran que Brown, de 18 años, levantó sus manos antes de recibir un disparo de la policía.
Desde su muerte, sobre la que han aparecido versiones contradictorias, se producen protestas en Ferguson casi a diario, que muchas noches transcurrieron de forma violenta.
Con el toque de queda, en vigor hasta las 5:00 de la madrugada (local), se pretendía evitar nuevos incidentes. Nixon justificó la medida alegando que no pretendía hacer callar a la población, que en su mayoría protesta de forma pacífica, sino más bien para mantener a raya a los alborotadores. «No podemos permitir que la mala voluntad de algunos socave la buena de muchos», dijo a la BBC.
Durante la noche, las protestas pacíficas se tornaron sin embargo violentas cuando pequeños grupos volvieron a protagonizar saqueos, bloquearon una calle y lanzaron botellas contra la policía.