Berlín, 13 nov (dpa) – Al regresar a Berlín por primera vez después de 23 años, el chileno Roberto Yáñez no quisiera ser visto como el nieto del ex presidente de Alemania oriental Erich Honecker, sino como artista.
Llegó a la ciudad para inaugurar su propia exposición, «Metamorfosis». Es pintor, músico y poeta. Pero para los medios alemanes es imposible hablar de él sin poner en primer plano su historia familiar.
«Hay que intentar separar la política del arte», dice casi tímidamente el pintor, que presenta en Berlín producciones de colores llamativos en óleo y formas que remiten al cubismo.
Hijo del matrimonio entre la hija de Honecker, Sonja, y el chileno exiliado Leo Yáñez, Roberto nació en Alemania en 1974 y emigró a Chile en 1990, poco después de la caída del Muro.
Su abuelo, Erich Honecker, fue presidente de la Alemania comunista desde 1974 hasta poco antes de la caída del Muro. También buscó refugio en el país sudamericano, hacia donde viajó en 1993, después de que la justicia alemana cerrara un proceso en su contra debido al delicado estado de salud del ex mandatario, que de hecho murió en 1994 en Chile.
«Yo no elegí mi familia», apunta Roberto Yáñez, que asegura tener una postura crítica hacia el pasado. Tampoco «dejé que me educaran», advierte.
El artista de 39 años quisiera poner el foco en su obra, pero los medios locales insisten en oír sus anécdotas, la historia familiar. El programa emitido por la radio alemana MDR también presenta al «nieto de Honecker» recordando a su abuelo: era un hombre al que visitaba en las afueras de Berlín y a veces lo llevaba de caza.
Pero «él tuvo su vida y yo soy otra persona. Yo no soy él», subraya el artista, que vive desde su adolescencia en Chile.
Yáñez, que presenta en Berlín cuadros como «La ventana metafísica» y poemas de su tomo «Lluvia de primavera», también habla de su abuela. Margot Honecker, esposa del ex presidente que a su vez fue ministra de Educación Popular de la República Democrática Alemana (DDR), «está bien», comenta. «Pero yo diferencio entre política y familia».
En una entrevista con el periódico alemán «Die Zeit» en 2011, Yáñez contó que sufría pesadillas, quiebres, depresiones y que tuvo que hacer terapia. También confesó sin resquemores que el quiebre político que derivó en la caída del Muro lo afectó. «Me dejó secuelas», asegura.
No había regresado a Alemania desde que emigró. Vino este año, según comenta, después de pensarlo mucho, y dice que lo hace sin resentimientos. «Qué bien que Berlín se haya convertido en una metrópoli así. Qué bien que el Muro ya no esté y que la gente pueda moverse libremente.»
Su galerista, Freddy Kornfeld, elogia la decisión: «Roberto se confrontó con su pasado, pese a todas las dudas que tenía». Yáñez dice que ahora regresará más sereno a Chile. Y que quiere regresar a Alemania, pero dejar de dar vueltas al pasado.
Por Jutta Schütz