Ciudad de México, 27 ago (dpa) – El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) es un acuerdo que creó la mayor zona de libre comercio del mundo, entre Estados Unidos, México y Canadá, el 1 de enero de 1994.
La decisión de negociarlo se tomó a mediados de 1990 y desde hace un año está en proceso de renegociación por insistencia del presidente estadounidense, Donald Trump.
Dos años antes de que se empezara a gestar el Nafta (TLCAN, en español), Estados Unidos y Canadá habían firmado un pacto bilateral y, cuando Estados Unidos y México comenzaron a discutir algo similar, Canadá se sumó y el Nafta reemplazó el acuerdo previo.
Hoy, los tres países forman un mercado de 460 millones de consumidores con las economías cada vez más integradas. En 24 años de vigencia, el comercio en la región se cuatriplicó, al pasar de 297.000 millones de dólares en 1993 a más de 1,1 billones de dólares.
Sin embargo, no todos los sectores ganaron por igual. Mientras la industria automotriz mexicana y la agroindustria estadounidense, entre otros, pudieron contar una historia de éxito, los pequeños campesinos mexicanos y los sindicatos estadounidenses protestaban.
Trump calificó al pacto como el «peor acuerdo de la historia» para su país y lo culpa de la pérdida de miles de empleos por la deslocalización de fábricas, por los menores costos y los bajos salarios que se pagan en México.
Estados Unidos tiene un déficit de más de 70.000 millones de dólares con México.
Para México, Estados Unidos es el mayor mercado: le vende el 80 por ciento de sus exportaciones. Y México es el segundo mayor comprador de Estados Unidos en el mundo, después de Canadá. A su vez, dos terceras partes de las exportaciones canadienses van a Estados Unidos.
Se calcula que en las exportaciones mexicanas hay un 40 por ciento de contenido estadounidense, por ejemplo componentes de automóviles mexicanos que luego se exportan, y que del comercio con México dependen unos cinco millones de empleos en ese país.