(dpa) – Con un pequeño Cessna se convirtió en heroína de la aviación: cuando Geraldine Mock despegó hace 50 años del aeropuerto de Columbus, en el estado norteamericano de Ohio, logró algo que ninguna mujer antes que ella había logrado, dar la vuelta al mundo en avión sola en tiempos en que se consideraba que la mujer estaba mejor en la cocina y al cuidado de los niños.
Este miércoles Mock, considerada una pionera de la aviación gracias a su récord mundial, murió a los 88 años en su casa en Quincy, en el estado norteamericano de Florida, informaron hoy medios estadounidenses citando a su familia.
En su época, Mock tuvo que enfrentar fuertes prejuicios, según contó en abril pasado a dpa esta mujer nacida en 1925 en Newark. «Naturalmente a muchos hombres no les gustó mi viaje. Ellos opinaban que las mujeres debían quedarse en casa».
Dar la vuelta al mundo era uno de sus sueños desde niña. «Cuando tenía siete años viajé por primera vez en avión y lo amé. Era maravilloso ver a los autos y las casas pequeñitas desde el cielo. También quería ver los distintos países, las personas, los desiertos, las pirámides y los océanos. Quería conocer el mundo. Le dije a mis amigos: ‘Cuando sea grande, volaré con mi avión alrededor del mundo. Y eso hice».
Mock se preparó durante más de un año para su viaje. En ese entonces una madre de 38 años con tres hijos, tenía menos de 800 horas de vuelo y su Cessna 180 tenía algunos años. «No tenía miedo, pero no estaba segura de poder volver. Pero tenía confianza».
El viaje no fue del todo apacible. Sobre el Océano Atlántico se le congelaron las alas de la máquina, sobre el Sahara se le quemó un cable del sistema de comunicación y una vez aterrizó por error en el aeropuerto de una base militar escondida en Egipto. «De repente salieron todos los soldados armados. Tuve que apagar el motor, luego me llevaron a la base. Cuando oscureció pude volver a despegar».
Después de 29 días, Mock estaba muy cerca de su objetivo a pesar de todos los traspiés. «El momento más lindo fue cuando, al regresar volando, hablé sobre el Océano por primera vez con el control de aviación en California», recordó la pionera. «Ahí supe que pronto volvería a estar en casa. Fue una sensación maravillosa».
Por Christina Horsten y Julian Kutzim