Costa do Sauípe (Brasil), 7 dic (dpa) – Fue el sorteo más potente de la historia, y no sólo por la presencia de una Fernanda Lima que encandiló a buena parte de la audiencia: con sus dimensiones continentales y su oferta de verano e invierno en simultáneo, el programa de partidos del Mundial de fútbol de Brasil 2014 disparó hoy la polémica a nivel planetario. Entre las estrellas, sólo Lionel Messi sonríe.
«¡Escándalo!», escribió el diario deportivo italiano «Corriere dello Sport» tras ver a la «Azzurra» compartiendo grupo con Inglaterra, Uruguay y Costa Rica y abriendo su participación en la amazónica y muy calurosa Manaos ante los «pross».
La bolilla fatal que encuadró a Italia en el «grupo de la muerte» fue sacada del cuenco por el francés Zinedine Zidane, mínima «venganza» tras aquel histórico cabezazo a Marco Materazzi en la final del Mundial de Alemania 2006.
Quizás por eso el periódico esté convencido de que el sorteo de Costa do Sauípe fue una «vergüenza» y «manipulado» por el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en connivencia con el de la UEFA, Michel Platini.
Una sensación parecida de frustración anida en España, la actual campeona del mundo, a la que de poco le sirvió ser cabeza de serie, condición que Italia no tenía: abrirá su participación en el Mundial ante Holanda, la misma rival ante la que necesitó 116 minutos para marcar un gol en la final de Sudáfrica 2010. Perder en el debut, como sucedió ante Suiza en 2010, y así y todo avanzar a octavos, podría ofrecer una desagradable sorpresa: Brasil como rival.
«Quedar segundo en este grupo equivale a salir de ‘Guatemala’ y entrar en ‘guatepeor’», sintetizó «As».
Sin ir tan lejos, lo cierto es que un sorteo nunca deja conformes a todos, aunque lo sucedido con el de Brasil 2014 no tiene precedentes: fue la primera vez que a muchos entrenadores les preocupaban las sedes al mismo nivel que los rivales. Algunos salieron bien parados, con enfrentamientos asequibles y sedes de climatología suave.
Otros, en cambio, fueron vapuleados. Es el caso de Italia, Inglaterra y Uruguay, pero también de Estados Unidos, Ghana, el Portugal de Cristiano Ronaldo y -especialmente- Alemania, que no sólo jugará sus tres partidos en el caluroso noreste, sino que en dos de ellos lo hará a la una de la tarde.
Wolfgang Niersbach, el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), tiene razones para lamentarse de las contradicciones de Blatter, que tras insinuar primero que la FIFA modificaría esos horarios bajo el impiadoso sol nordestino decidió luego que nada cambiaría y que no puede «hacer felices a todos».
«The New York Times» sintetizó con acierto lo sucedido el viernes en Brasil: «No se marcaron goles, nadie fue sustituido, no se ganaron partidos ni se perdieron puntos. Y así y todo quedó la sensación de que los Estados Unidos perdieron».
Aunque relegó el sorteo a páginas secundarias, «ESPN.com» fue mordaz: «El Grupo G no es el de la muerte, es el de la lenta agonía».
«A Bola», uno de los principales diarios deportivos portugueses, cree que el grupo «es peligroso, pero permite soñar», al tiempo que el «Jornal de Noticias» recuerda que Alemania es tres veces campeona mundial, sí, pero «no gana un gran torneo desde la Eurocopa de 1996».
Mientras los medios franceses hablan de «suerte» y «regalo» tras ser encuadrados en el Grupo E junto a Suiza, Ecuador y Honduras, las miradas de los perjudicados se dirigen a dos selecciones que no pueden negar la ayuda de un dios aparte: Bélgica y Argentina.
Los «diablos rojos» -una selección joven y que promete ser protagonista- querían evitar «viajes largos, calor tropical y rivales potentes».
«Y el destino estuvo con ellos», destaca «Le Soir» acerca de un Grupo H que los belgas comparten con Argelia, Rusia y Corea del Sur.
«Destino», y de los buenos, es lo que la Argentina de Messi intuye tras ser sorteada junto a Bosnia, Irán y Nigeria y tener la posibilidad de que potentes rivales como Brasil, España, Alemania, Italia o Alemania no se les aparezcan hasta una eventual final.
Un destino soñado que se refleja en el video de un canal de televisión argentino en el que se utilizan frases del papa Francisco para anticipar la conquista del tercer título mundial y nada menos que en el Maracaná, pero que también avizoran desde la tierra de uno de los grandes rivales.
Mientras en Irán hay felicidad por el hecho de enfrentarse a Messi, el semanario «Der Spiegel», quizás la publicación más prestigiosa de Alemania, pronosticó el camino de los de Joachim Löw en el torneo. El vaticinio es que se verán las caras con Argentina, aunque no en cuartos -una de las posibilidades-, sino por tercera vez en la historia en una final.
«El 13 de julio se llegará a la gran final: Alemania contra Argentina en Río de Janeiro. Una reedición de las finales de 1986 y 1990. En 1986 ganaron los argentinos porque tenían al mejor jugador individual en sus filas, Diego Maradona. En 1990 ganaron los alemanes porque tenían al mejor jugador individual en sus filas, Lothar Matthäus. En 2014, Argentina tiene a Lionel Messi».
Por Sebastián Fest