(dpa) – Vuelos «low cost», móviles, redes sociales, hordas de turistas y el cambio climático. Sí, el modo de viajar y de hacer turismo ha cambiado radicalmente en los pasados 25 años. ¿Qué y por qué ha cambiado tanto?
1. Los vuelos económicos y la ansiedad de hacer nuevas experiencias
Estar todo el año sentado en la oficina para escaparse una vez y pasar dos semanas en la costa más cercana ha dejado de ser un atractivo para mucha gente. ¿Qué tiene eso de especial? La tendencia últimamente es no tomarse una única vez al año vacaciones largas, sino hacer varias escapadas apenas se dé la oportunidad.
La tendencia no sorprende, por supuesto, ya que va de la mano del surgimiento de los vuelos baratos de muchas compañías. En Europa Ryanair e Easyjet ofrecen dar un salto hacia otra cultura por un precio tan bajo que es difícil no tentarse y darse una vuelta por Barcelona o Cerdeña cuando uno tiene unos tres días libres.
Es más, si uno lo piensa, también se dará cuenta de que el avión en muchos casos ha dejado atrás al automóvil a la hora de hacer unas vacaciones largas, algo que también tiene que ver con el reducido precio de los vuelos.
El experto en turismo y analista de tendencias Horst Opaschowski asegura que hay una marcada tendencia que engloba varios aspectos de la sociedad. «El punto es que todos quieren hacer más experiencias en menos tiempo». Estar dos semanas en una playa ya no suele satisfacer a nadie. Tomar distancia de la vida cotidiana y recuperarse sigue siendo una gran motivación para salir de viaje, asegura otro especialista, pero los disparadores hedonistas se han vuelto casi más importantes. «En las vacaciones uno se quiere dar lujos y disfrutar, pero al mismo tiempo quiere ver y experimentar la mayor cantidad de cosas posible», comenta.
2. Más información, menos sorpresa
El restaurante que me recomendaron en Nueva York o en Bangkok, ¿es realmente bueno? Ante la duda, Internet responderá. Las redes y los teléfonos inteligentes han hecho que los viajes sean mucho más sencillos y democráticos. Todos pueden informarse desde casa de casi cualquier lugar del mundo, ver vuelos, hoteles, coches y reservar haciendo pocos clicks. ¿Y cuando llegue, por dónde voy? Google Maps se lo explicará.
Sorprenderse cuando uno está de viaje es cada vez más difícil, descubrir lugares que uno ni podía imaginar lo impactantes que son se convierte en una rareza absoluta. ¿Cuántas personas van a lo más recomendado en las redes? ¿No se estarán perdiendo de algo siguiendo los pasos de tantos otros?
Nos inunda la información. Es casi demasiado. Por eso los paquetes turísticos siguen siendo una opción bastante demandada. No todos tienen tiempo de armarse el viaje solos, Internet y apps mediante.
3. Si no está en las redes, no existe
Estar en otro lado, no estar en el sitio de siempre, perder contacto por unos momentos con la ciudad de siempre… eso era normal y hasta lo que se buscaba antes cuando uno iba de vacaciones. Las fotos y los relatos de los sitios exóticos venían después, al llegar.
Hoy es otro mundo. Nuestro hogar nunca deja de estar presente, «les envíamos constantemente a la familia y los amigos comentarios y fotos y eso hace que participen con mucha mayor intensidad de nuestro viaje», apunta Opaschowski. Un día sin celular o unas vacaciones en algún sitio donde no haya señal puede llegar a ser una pesadilla para cualquier joven. Es más, algunos no pueden dejar de transmitir casi en vivo sus viajes en todas las redes que puedan. Hay turistas tomándose selfies en todas partes.
4. Los límites del turismo de masas
Algunos grandes literatos han llegado a decir que el turista destruye lo que busca al encontrarlo. La crítica del turismo de masa es tan antigua como el turismo mismo, no es una discusión nueva. Sin embargo, hay indicios de que algunos lugares están al límite. París, Barcelona, Venecia y la isla de Mallorca se plantean una y otra vez la pregunta de cómo hacer para lidiar mejor con la cantidad de visitantes que reciben. No sólo porque a uno no le gusta ir a un sitio donde sólo ve turistas, sino además porque hacen subir los precios de todo para la población local.
5. Viajar no es sustentable
Globetrotter y cosmopolita eran términos exclusivamente positivos hasta hace poco. Hoy la conciencia medioambiental ha hecho que eso cambie radicalmente.
Por Philipp Laage (dpa)