De un tiempo a esta parte la muchachada cada vez está más ociosa, hoy mismo sin ir más lejos a eso de las dos y pico de la madrugada, un joven (muy majo), me llamo… obviamente a esas horas uno no espera llamadas, y sí el móvil suena “te sube algo por el estomago” ¿habrá pasado algo?, sí que mi “vecino de número” estaba feliz y contento con sus amigotes tomando algo y tuvo esa brillante idea…
Yo que por desgracia ya me voy haciendo mayor, al responder y escuchar “soy tú vecino de número” pues me dio la risa, y no le solté ningún improperio que sí le hubiera soltado sí esa persona fuera un comercial ofreciéndome un cambio maravilloso de compañía con mil ventajas a cambio de pagar una pasta durante unos años, soy así…
Pero, lo siguiente que hice fue bloquearle, ponerle en mi lista negra, pensar y esperar y llamarle… (no me pude resistir), a Dios pongo por testigo que le hable un par de minutos, le dije que me quedaba con su número y le explique que “no son horas de llamar”, de fondo se escucha un jolgorio…. Mi “vecino de número había logrado su reto”….
Reconozco que como “paranoia” viral es original, sí, pero… ¿es necesario esto?, ¿A dónde vamos a llegar?… y lo peor puede que no lo hayamos visto aún… pues a este paso que no les extrañe que un día nos encontremos a la puerta de nuestra casa a nuestro vecino de DNI, y ya para acabar este texto….
Mi pequeña reflexión:
Vivimos en viviendas en las que no sabemos cómo se llaman nuestros vecinos de puerta, vivimos en pisos en los que muere gente mayor y nadie se da cuenta, vivimos en una sociedad en la que te caes al suelo y primero te graban y luego se van… ¿Y queremos hablar con nuestro vecino de número?, que cada uno saque sus propias conclusiones.
I.Fernández