París, 12 abr (EFE).- El coreógrafo español Marcos Morau, Premio Nacional de Danza 2013, debuta el próximo martes en París al frente de su compañía La Veronal, invitado por el Teatro Nacional de Chaillot para mostrar «Russia», una obra inspirada en la estética soviética y con ella en la sociedad contemporánea.
La pieza llega a Chaillot tras ser descubierta en la plataforma internacional Düsseldorf Danza por el consejero artístico Jarmo Penttila, quien celebró en declaraciones a Efe el trabajo «muy nuevo» de Morau y La Veronal respecto a la danza contemporánea francesa.
Es una compañía «que tiene un camino coreográfico innovador, muy original», resaltó Penttila, interesado en especial en el punto de vista «político y mundial» de su trabajo, en su «poesía magníficamente escriturada» por bailarines, filmes y fotografías, siempre en relación con la literatura.
«Está muy bien que un joven coreógrafo se interese por las cuestiones políticas sin hacer política», añade el asesor artístico, quien sigue de cerca desde hace varios años la obra de Morau, coreógrafo cada vez más presente en la escena nacional e internacional.
La fructífera evolución de La Veronal, reunión de artistas multidisciplinarios, procedentes de la danza, pero también del cine, la fotografía, el arte y la literatura, no solo interesa en Chaillot y en otras grandes escenas internacionales.
El pasado febrero, su director estrenó en el Matadero de Madrid una pieza concebida para los bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CDN), invitado por su director, José Carlos Martínez, ex bailarín estrella de la Ópera Nacional de París.
Fue «Nippon-Koku», profunda reflexión sobre la sumisión y la autoridad, enmarcada en Japón, que este fin de semana llevó al Teatro Principal de Valencia.
En París recuerdan que La Veronal, prolífica y geográfica, ha inspirado otras obras suyas en diferentes países o ciudades como «Suecia» (2008), «Maryland» (2009), «Finlandia» (2010), «Islandia»(2012) y «Siena» (2013).
Chaillot eligió «Russia» (2011), «espléndido trabajo sobre estética rusa», por su gran «escritura coreográfica», su energía y claridad y por la «excelencia» de sus bailarines, capaces de una «extraordinaria abstracción», así como por su lograda reunión de danza y dramaturgia.
Entusiasmado con la manera de plasmar la cultura de cada país y sus costumbres vistas desde el exterior, Penttila considera esta pieza de La Veronal «más bien sociológica que política», y algo folclórica también.
Con esta compañía, dramaturgia y danza son diferentes, «no hacen danza teatro», subraya en referencia al característico trabajo de la coreógrafa alemana Pina Bausch (1940-2009), que tanto ha influido en generaciones de artistas de la danza.
«Nada que ver con Bausch, que trabajaba sobre los personajes», mientras que Morau trabaja «sobre el baile» para el que crea una coreografía extremadamente compleja, recalca el especialista.
Con el cine y la fotografía, la estética del vestuario y los decorados, crea luego una dramaturgia y ofrece la posibilidad «de que cada cual pueda inventar una historia sobre los personajes que ve sobre la escena», añade.
De Morau, en Chaillot subrayan igualmente que estudió primero coreografía en el Instituto del Teatro de Barcelona, en el Centro Coreográfico de Valencia y en el Movement Research de Nueva York, antes de retornar a España para completar su formación en teatro y dramaturgia.