Kuala Lumpur, 18 jul (dpa) – En una bulliciosa calle de negocios en Petaling Jaya, justo a las afueras de la capital, Kuala Lumpur, trabajadores y estudiantes hacen su pausa para comer en medio de un sombrío estado de ánimo, conmocionados por el accidente del avión de Malaysia Airlines en Ucrania.
«Mi corazón sufre por los familiares de las personas que iban a bordo del avión», comenta Ee Siew Li, empleada de un banco local, a unos de sus amigos durante la comida en uno de los puestos en esa zona. «¡Qué racha de mala suerte tiene Malaysia Airlines! En febrero ya despareció uno de sus aviones sin dejar rastro».
Por todos lados en Malasia se puede palpar este sentimiento de conmoción, tristeza e incredulidad, especialmente ante la posibilidad de que el vuelo MH 017, con 298 personas a bordo, pueda haber sido derribado por los rebeldes ucranianos con un misil antiaéreo.
Las causas exactas del accidente de avión aún no han sido determinadas, pero Madjin Rizari, un estudiante malasio, parece no tener duda alguna al respecto. «Estos rebeldes no tienen corazón», afirma. «Este es un día muy triste porque personas inocentes han muerto».
Lim Guan Eng, un alto funcionario del estado de Penang en el norte, ordenó izar a media asta las banderas en todo el estado durante los próximos tres días.
«Fue un acto inhumano», afirmó en un comunicado de prensa. «Debería haber justicia por lo sucedido», agregó.
Algunos de los familiares de los 44 malasios que iban a bordo del avión no podían contener su profundo dolor. Siti Dina, cuya hija, yerno, y tres nietos viajaban en el avión siniestrado, sollozaba en el mostrador de registros en un área habilitada para los familiares en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur.
«Escuché el accidente en las noticias de televisión y vine inmediatamente hasta aquí para recibir más información», comentaba con la voz quebrada por los sollozos.
Noraini Mohd Noor estaba aturdida al enterarse de que ya no podría volver a ver a su hija, Nurahimah Mohd Noor, que vivía en Suiza desde hacía 30 años y que estaba en el avión camino hacia sus vacaciones en Kuala Lumpur. «Ésta iba a ser la primera vez que la veía en cinco años», comentó. «Todo lo que tengo ahora son cariñosos recuerdos de ella».
Jamilah Noriah Abang Anuar, de 72 años, explica que ha perdido a su hija y a otros cinco miembros de su familia, que también iban en el avión. «Saber qué le pasó a su vuelo me destrozó. Mi hija y su familia, perdidos en un abrir y cerrar de ojos», comentó a un reportero de «The New Straits Times», que visitó su casa en el pueblo de Kuching, en el este del estado de Sarawak.
Los familiares de las personas que iban a bordo del vuelo MH 370 de Malaysia Airlines con destino a Pekín, que desapareció sin dejar rastro el pasado 8 de marzo, también quisieron expresar su tristeza por la nueva tragedia.
«Es desgarrador», afirmó Maira Nari, cuyo padre Andrew era uno de los miembros de la tripulación del MH 370. «Mis más profundas condolencias a la familia de la tripulación y de los pasajeros del MH 017. Siento de verdad su pérdida. Sed fuertes. Estoy sin palabras».
Intan Maizura, azafata de Malaysia Airlines, cuyo marido también era miembro de la tripulación del desaparecido MH 370, tuvo que hacer frente ahora a la pérdida de amigos en la última tragedia. «Mis lágrimas aún siguen derramándose por mi marido y ahora por mis queridos amigos en el MH 017», twitteó. «Dios les bendiga y rezo por el MH 370 y por el MH 017».
Por su parte, el primer ministro, Najib Razak, habló a la nación para mostrar su apoyo a los familiares. «Mientras trabajamos por entender qué ha pasado, nuestros pensamientos y plegarias están con las familias y amigos de aquellos que iban a bordo del vuelo», declaró en la televisión. «No puedo ni imaginar este momento de dolor que están viviendo».
«Es un día trágico, en el que ya era un año trágico para Malasia», agregó.
Por John Grafilo