Los testigos contradicen la versión policial por la matanza en una cárcel de Brasil en 1992

5954202wSao Paulo, 18 feb (EFE).- Los primeros testigos del juicio que comenzó contra 15 policías acusados de la matanza de 111 presos en 1992 en la cárcel de Carandirú, el mayor penal de Sao Paulo antes de ser destruido, negaron un enfrentamiento entre agentes e internos al afirmar que los disparos se hicieron desde el exterior.

Según declaraciones de los promotores del caso a los periodistas, el perito criminal Osvaldo Negrini, primer testigo convocado por la fiscalía, dijo que los disparos se hicieron «prácticamente» en una sola dirección: de afuera adentro de las celdas».

El segundo testigo escuchado hoy por el juez Rodrigo Tellini Aguirre Camargo, Moacir dos Santos, que era director de la División de Seguridad y Disciplina de la cárcel, confirmó la versión de Negrini y agregó que los presos no tenían armas de fuego, como alega la defensa.

La elección de un jurado integrado por siete hombres dio inicio hoy al juicio.

Los 15 policías que ocupan desde este lunes el banquillo de los acusados son juzgados por el homicidio de ocho de los presos y por el intento de homicidio de otros dos, en la tercera de las cuatro fases del proceso, que en sus dos primeras etapas condenó a 48 agentes como autores de las muertes de 82 reclusos.

En la audiencia iniciada en el Foro Criminal de Barra Funda, que puede prolongarse una semana, son juzgados los policías que estaban en el cuarto piso del noveno pabellón de Carandirú durante la que es considerada la mayor matanza carcelaria en la historia de Brasil.

El abogado de la defensa, Celso Machado Vendramini, comentó a periodistas que sus clientes están siendo juzgados sin pruebas técnicas y que es «imposible» identificar cuál de los policías habría disparado contra determinado preso.

Un tercer testigo de la acusación, que en la época estaba preso y sobrevivió a la masacre, no se presentó al juicio y mañana, martes, continuarán las declaraciones con el exsecretario de Seguridad Pública Pedro Campos y un agente penitenciario convocados por la defensa.

Los fiscales Marcio Friggi de Carvalho y Eduardo Olavo Canto Neto declararon a periodistas que las pruebas que serán presentadas durante el juicio «son suficientes» para determinar la culpabilidad de los acusados.

Carvalho refutó el argumento de la defensa de que no se trató de una masacre porque sólo una marca de bala fue encontrada en el noveno pabellón, y alegó que el resto de los disparos estaban «alojados» en los cuerpos de los presos muertos.

En las primeras etapas del masivo juicio, concluidas en 2013, es decir 21 años después de la masacre, 23 de los policías acusados fueron condenados a penas de 156 años de prisión y otros 25 a 624 años.

En 2001 un juez condenó al coronel de policía Ubiratan Guimaraes, que dirigió la operación en el presidio, a 632 años de prisión por la muerte de 102 presos, pero ese juicio fue anulado en 2006 por un tribunal de segunda instancia y el oficial fue asesinado meses después.

La matanza ocurrió en octubre de 1992, en vísperas de las elecciones municipales, cuando la Policía Militarizada de Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña, entró en el presidio para poner fin a un supuesto motín con presos armados.

La cárcel, entonces la mayor de Sao Paulo con unos 8.000 internos, era considerada por organizaciones de derechos humanos como la mejor muestra del caos del sistema penitenciario de Brasil.

El presidio fue destruido en 2002 y en el lugar se levantó un parque público.

El caso fue llevado al cine a través de la galardonada película «Carandirú», del director argentino Héctor Babenco, y también a la literatura, con libros como «Estaçao Carandirú», del médico y presentador de televisión Drauzio Varela, quien en la época trabajaba en el presidio.