El mundo quiere evolucionar hacia el total adiós al carbón de cara a 2050. Ese es uno de los mensajes que más claro han quedado tras la celebración de la Cumbre del Clima COP26, una que ha tenido lugar en Glasgow y en la que más de 100 líderes mundiales se han reunido para tratar la crisis climática que está elevando las temperaturas del planeta y, sobre todo, seguir desarrollando el Acuerdo Climático de París. Aunque no es lo único que ha intentado salir reforzado de este evento porque, según Andrea Zanon, el actual mandatario de Rusia, Vladimir Putin, ha demostrado su especial interés por aprovechar el gas natural como motor para impulsar su agenda política.
Andrea Zanon, asesor de Estrategia y Resiliencia Ambiental, Social y de Gobernanza (ESG), afirma rotundamente que el país ruso, actualmente está negociando la aprobación de su gasoducto Nord Stream 2, que llega a Alemania por debajo del mar Báltico, ha sacado todas sus armas de negociación con el fin de reforzar la presencia de su actual presidente en el marco europeo y ruso. Se espera que obtengan la aprobación antes de acabar junio de 2022, permitiendo al país ruso y al alemán controlar la entrada de gas en territorio europeo. Propuesta a priori interesante, pero que se termina de perfilar en un contexto poco positivo.
La estrategia de Rusia podría complicar el suministro de gas natural en Europa
El precio del gas natural está alcanzando unos precios inmensos tras haber cuadruplicado su valor en medio año y con una Europa alcanzando una de las tasas de inflación más altas que ha registrado en años. Ante esta situación, y dado que Rusia es una de las principales suministradoras de gas a terreno europeo (casi el 50%), la intención de acelerar las negociaciones podría llevar a algún posible bloqueo o encarecimiento del gas natural forzado. Una medida de presión para llevar las negociaciones a terreno favorable para la instalación del nuevo gasoducto o, incluso, para alterar los precios del gas en el futuro.
De cara a 2022, los permisos de Gazprom le permitirían insuflar más de 17.500 millones de metros cúbicos de gas natural, una cantidad que daría a Rusia todavía más poder para controlar los precios y empezar a trazar un mercado unilateral que influiría en todo el sector energético. Andrea Zanon subraya esto, como también la postura de Ucrania, totalmente en contra del nuevo gasoducto Ruso Nord Stream 2 por lo que implicaría pérdidas enormes para su economía. En la actualidad, Ucrania es uno de los principales países a través del cual transita una enorme cantidad gas natural con destino a Europa, y el acercamiento ruso por medio de Alemania le causaría pérdida de beneficio de 2000 millones de euros anuales en tarifa de tránsito para cruzar el territorio Ucraniano, lo que corresponde al 1,5% del PIB de Ucrania.
El interés egoísta alemán, subraya el asesor, no hará más que reforzar el monopolio del gas de Rusia en lugar de favorecer las políticas energéticas comunes de la UE, uno de los puntos que precisamente se trató de reforzar en la reciente COP26. De nuevo, los intereses individuales se sobreponen al bien común. Las firmas alemanas implicadas buscan un porcentaje de los beneficios del gas, Rusia quiere reforzar su predominancia en el sector energético y Putin reforzar a su vez su agenda política. Todo va de la mano, a la vez que sigue y seguirá elevando las facturas de luz en los hogares.
*Andrea Zanon es asesor de Estrategia y Resiliencia Ambiental, Social y de Gobernanza (ESG) y ha asesorado a más de 15 ministros de Finanzas y a más de 100 corporaciones globales sobre cómo desarrollar países y sociedades con más resiliencia.