Por Iris Leithold (dpa) – Bettina Schmidt es una mujer de negocios y es ciega. De 53 años, es muy activa para llevar adelante su empresa de limpieza, que cuenta con diez trabajadores: busca encargos, contesta el correo mientras se traslada de un sitio a otro y responde al email que le ha enviado su asesor fiscal.
Desde que fue sometida hace 12 años a una operación por un tumor, esta mujer, que vive en la ciudad alemana de Schwerin, ya no puede ver. Ella confía totalmente en su smartphone, sin el cual apenas podría dirigir su negocio como lo está haciendo y que le ahorra mucha ayuda desde afuera.
Los smartphones, con sus cámaras incorporadas y un gran número de apps para leer documentos, distinguir nítidamente entre colores, identificar el dinero o buscar negocios y restaurantes en los alrededores, vienen a ser algo así como una revolución para los ciegos y las personas con deficiencias visuales. «Aun así, muchas personas afectadas no se pueden imaginar todavía que se las pueden arreglar con un celular conectado a Internet y, especialmente, con una pantalla táctil», lamenta la Federación Alemana de Ciegos y Personas con Discapacidad Visual.
Tan solo en Alemania hay un millón de personas ciegas o con discapacidad visual. Sin embargo, solo pocos confían en el smartphone. Desde hace poco, Bettina Schmidt está dando cursos para animar a más personas a hacerlo.
Lo más importante para los ciegos y las personas con discapacidad visual es la función de voz del smartphone. Schmidt pasa el dedo por la superficie de su dispositivo. Una voz le dice a un ritmo vertiginoso en qué símbolo se encuentra en cada momento la punta del dedo.
La empresaria tiene ocupadas siete páginas con apps útiles, entre ellas «Prizmo», una aplicación que escanea y lee documentos. Esto también es útil en el restaurante cuando se quiere saber lo que hay en el menú. La app «BlindSquare» dice qué calles, cruces y tiendas hay en un radio de cuántos metros y en qué dirección hay que caminar. El próximo supermercado está a 300 metros a las 12 horas, o sea, en línea recta.
¿Quién no recuerda a la abuela del libro de Heidi que le pide a la pequeña niña que se acerque para tocarle la cara y así hacerse una imagen de ella? Con el smartphone, esto ya es cosa del pasado. La cámara enfoca a una persona y luego la voz que sale del dispositivo dice: «Una niña pequeña que viste una camisa verde con capucha».
¿Lavar ropa sin ayuda de nadie y hacer compras en el supermercado? Esto también se puede hacer con ayuda del iPhone y otros smartphones, por ejemplo con una app que distingue nítidamente colores o una app que lee los códigos de barras en los envases. La app de colores también ayuda por la mañana a elegir una prenda en el armario.
Bettina Schmidt ya no quiere prescindir de su ayudante inteligente y desea que pueda hacer todavía muchas más cosas para ella. «Por ejemplo, sería genial que pudiera advertir sobre obstáculos en mi camino con señales acústicas, parecido a lo que hace el asistente de aparcamiento del coche», dice Bettina. Tal app, interconectada con «BlindSquare», podría permitirles a las personas con discapacidad visual explorar lugares desconocidos.
También sería deseable que existiese una cámara que se lleve pegada al cuerpo y que grabe imágenes de los alrededores mientras que una voz cuenta lo que se puede ver, parecido a las películas para personas con discapacidad visual. Schmidt ya se ha puesto en contacto con desarrolladores de apps para exponerles esta idea.