¿Lo va a lograr? Merkel y los refugiados tres años después

Abuya (Nigeria), 31 ago (dpa) – La canciller alemana, Angela Merkel, se encuentra de gira por África en un momento en el que el este de Alemania arde. Muy lejos de las manifestaciones ultraderechistas, la mandataria combate las causas migratorias, pero su frase «Lo vamos a lograr», pronunciada hace tres años por primera vez, le sigue de cerca.

La gira de Merkel la ha llevado a Senegal, Ghana y ahora a Nigeria. Durante tres días se trata el tema que determinará su destino político: la migración ilegal, las bandas de traficantes y cómo hace frente el Gobierno germano a la presión migratoria sobre Alemania y Europa. Pero, ¿puede Merkel de verdad hacerle frente?

La canciller preferiría no hacer comentarios sobre lo que acontece actualmente en Alemania, pero este viaje gira también sobre la situación en casa y especialmente en Chemnitz, en el este del país, donde desde hace días los ultraderechistas marchan por sus calles en protesta por la muerte de un ciudadano alemán el pasado domingo a manos supuestamente de un iraquí y un sirio.

La propia Merkel no debería negar que el ambiente caldeado en algunas partes de Alemania tiene mucho que ver con los refugiados. La canciller y su política migratoria polarizan a Alemania y a toda Europa.

El día en que Merkel dijo lo que muchos todavía le reprochan hoy y que es probablemente uno de los puntos de inflexión más importantes de su mandato, ocurrió hace exactamente tres años. «Lo vamos a lograr», dijo en su tradicional conferencia de prensa anual de verano, en Berlín, el 31 de agosto de 2015.

Merkel calificó entonces la llegada estimada de cerca de unos 800.000 refugiados como una «gran tarea nacional». En este contexto, el pasaje decía: «Alemania es un país fuerte. El motivo con el que abordamos estas cosas debe ser: Hemos conseguido tanto, que podemos lograrlo. Podemos lograrlo y si algo se interpone en nuestro camino, debemos superarlo».

Estas frases fueron probablemente alentadoras, una evidencia en realidad. Incluso hoy en día, Merkel encuentra insólito que esta frase «Lo vamos a lograr» haya adquirido tanta importancia. Hay que imaginarse cómo hubiera sido si hubiera dicho: «No lo vamos a lograr». Desde el punto de vista de la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), esto habría supuesto probablemente tirar la toalla como jefa de Gobierno en vista de la gran tarea que había que resolver. Sin embargo, ni siquiera ella misma sospechaba la magnitud del problema.

Unos pocos días después del 31 de agosto de 2015, en la noche del 4 al 5 de septiembre, Merkel permitió que varios cientos de refugiados atrapados en Hungría entraran en el país sin obstáculos. Los opositores a la canciller consideran esta decisión como la chispa inicial para el ascenso del partido populista y de tintes xenófobos Alternativa para Alemania (AfD) y la pérdida de popularidad de los conservadores de Merkel.

El líder de la Unión Cristianosocial (CSU), Horst Seehofer, sigue pensando seguramente que la frase «Lo vamos a lograr» sigue siendo errónea actualmente. El actual ministro de Interior y socio de Merkel estuvo a punto de hacer caer el Gobierno de coalición este verano debido a sus presiones para lograr un giro en la política migratoria de la mandataria, después de que desde 2015 hayan llegado cerca de 1,5 millones de solicitantes de asilo al país. La CDU y la CSU -partidos hermanados- luchan desde entonces por superar los problemas internos, pero las heridas son demasiado profundas como para que se curen completamente.

De la boca de Merkel ya no se puede escuchar la frase «Lo vamos a lograr», a lo sumo una versión algo modificada. Quizás también porque no quiere provocar más a Seehofer y a la CSU.

Y cuando se le pregunta sobre sus declaraciones en 2015, como en la conferencia de prensa tras una reunión con el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, el jueves, admite que hubo errores. Merkel asegura una y otra vez: «Hemos aprendido de ello». Por lo tanto, «podemos decir que una situación así no volverá a ocurrir». Sin embargo, no les dará el placer a sus rivales de decir que la frase de 2015, que se convirtió en una especie de mantra, fue un error.

La receta de Merkel contra la presión migratoria es desde hace mucho tiempo la lucha contra las causas que obligan a miles de personas a abandonar sus países. Este es su principal cometido en la gira por África. Sin embargo, queda por ver si tras su viaje será más fácil tratar con los países de origen de los inmigrantes en asuntos como, por ejemplo, la repatriación de las personas cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas.

Si no ocurre nada sorprendente en los próximos años, todo apunta a que la cuestión de la migración permanecerá inseparablemente vinculada a la cancillería de Merkel. Como la unificación europea con Helmut Kohl y las reformas sociales (Hartz IV) con el predecesor de Merkel, el socialdemócrata Gerhard Schröder.

En el mandato de Merkel hay una cosa que es nueva: el odio que mucha gente lleva abiertamente a las calles y el hecho de que los extremistas de derecha muestran hoy en día sus puntos de vista en público de manera aún más descarada que en el pasado. ¿Se encuentra Alemania en terreno resbaladizo?

En los últimos meses, Merkel ha advertido repetidamente a Europa y Alemania de la necesidad de aprender del pasado, en vista del auge nacionalista en la Unión Europea y del fortalecimiento del extremismo de derecha en Alemania. Pero, ¿han aprendido de verdad?.

Por Jörg Blank (dpa)