Madrid, 2 abr (dpa) – El entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, visita al equipo en el que alcanzó el estrellato mundial como jugador en un momento clave en su carrera como técnico: si es eliminado por la Juventus de Turín en cuartos de final de la Liga de Campeones su continuidad en el banquillo blanco quedará en el aire.
Y es que el regreso del francés de 45 años a la ciudad italiana se produce en medio de una delicada situación en la que sólo le sirve vencer a los italianos y avanzar a semifinales para evitar quedar en el punto de mira, ya que con la Liga española sentenciada y afuera de la Copa del Rey, la Champions League es ahora la única opción del equipo para no terminar la temporada sin títulos.
Una situación que tradicionalmente genera mucha inestabilidad en el Real Madrid, que ya le costó el puesto a uno de sus mentores en 2015, Carlo Ancelotti, y que de ser eliminado por los «bianconeri» abriría el debate sobre su futuro e incluso podría terminar con su ciclo al frente del club blanco.
A pesar de que el nombre del francés hace mucho que está ligado al de la capital española, ciudad en la que disfrutó sus últimos años como futbolista, su retiro y también su posterior estreno como entrenador, fue en Turín donde el ex mediocampista se consagró como una estrella mundial.
«De los cinco años que estuve aquí aprendí muchas cosas. No sólo como futbolista sino también como persona. Salir de Francia era un cambio tremendo para mí y fui acogido como en una familia. Tengo muy buen recuerdo de aquella etapa pero ahora estoy en la otra parte y vengo pensando en el partido», confesó hoy Zidane en el Juventus Stadium en la rueda de prensa previa al partido.
El francés, de gustos sencillos y carácter introvertido, dejó huella en Turín y sobre todo en su lugar de esparcimiento preferido: el restaurante Angelino, hoy convertido en un lugar de referencia para los seguidores del francés y con cuyos dueños mantiene una íntima amistad.
El talentoso ex volante formó parte de un equipo temible en la segunda mitad de los años 90, junto a otros mitos juventinos como Alessandro Del Piero, Didier Deschamps, Pavel Nedved, o Paolo Montero y con ellos llegó a conquistar dos Scudettos, una Copa Intercontinental, una Supercopa italiana y una Supercopa europea.
Sin embargo, su espina clavada en Turín siempre fue la Champions, en la que llegó a perder dos finales en 1997 contra el Borussia Dortmund y en 1998 precisamente contra el Real Madrid. «Fue doloroso», recordó hoy Zidane al respecto.
En 2001 dio el salto al equipo blanco, donde se metió en el bolsillo para siempre a la afición «merengue» con su juego mágico y exquisito y donde pudo cumplir su sueño de levantar al fin la «Orejona» en su tercer intento, anotando un espectacular tanto de volea ante el Bayer Leverkusen que ya es historia de la competición. El francés se convirtió entonces en uno de los líderes del equipo de los «Galácticos» junto a otras estrellas como Ronaldo Nazário, Luis Figo, Roberto Carlos, Raúl González o David Beckham.
Su carrera como técnico no ha podido comenzar de mejor forma: tomó las riendas del Real Madrid en una situación complicada sustituyendo a Rafa Benítez en enero de 2016 y desde entonces ya casi ha superado su palmarés como jugador con dos Champions League, una Liga, dos Mundiales de Clubes, dos Supercopas de Europa y una Supercopa de España.
Sin embargo, y como alguien que conoce el club blanco desde hace tanto tiempo, el mismo Zidane sabe que un año sin títulos podría terminar con su puesto y por eso al ser preguntado por un posible regreso a la Juventus como entrenador prefiere evitar distracciones.
«¿Entrenar a la Juventus? Nunca digas nunca en el fútbol, pero ahora sólo pienso en el Madrid y no en el futuro», afirmó ante la insistencia de la prensa italiana y mostrando ser muy consciente de lo que se juega en el regreso a la que fue su casa.
Por Jorge Aldea (dpa)