El joven cantante de One Direction está decidido a consolidar su reputación como el miembro más maduro y asentado de los cinco que componen el popular grupo, por lo que asegura que ha sabido llevar la creciente fama de su banda con mucha naturalidad y sin perder ninguna de las aficiones que describían su carácter cuando residía en su localidad natal de Wolverhampton (Inglaterra).
Por eso mismo, Liam insiste en que pasa sus días libres rodeándose de sus amigos de la infancia y rememorando aquellas actividades que solían formar parte de su rutina antes de iniciar su exitosa carrera en la música.
«Sigo juntándome con el mismo grupo de amigos que tenía antes de empezar con la banda, y aunque no puedo estar con ellos tanto tiempo como me gustaría, siempre me he asegurado de que el vínculo entre nosotros no se rompa porque son lo más importante para mí. Tengo la suerte de que la popularidad no ha afectado a nuestra relación: me siguen tratando como siempre lo han hecho», apuntó Liam en conversación con la revista Top of the Pops.
De entre todos los compañeros de colegio que atesora desde su etapa en el pueblo, el guapo vocalista destaca el vínculo especial que le une a su amigo Andy, quien se mudó a Londres prácticamente al mismo tiempo que él y con el que ahora no duda en verse con frecuencia para disfrutar de las diferentes opciones de ocio que ofrece la capital británica.
«Mi amigo Andy es el único de todos ellos al que sigo viendo casi a diario desde que me estableciera en Londres. Como él se vino a estudiar aquí el mismo año que yo decidí probar suerte en la ciudad, tenemos la suerte de habernos mantenido muy unidos. No hay semana en la que no se pase por casa con unos amigos para hacerme una visita. Cenamos, jugamos a los videojuegos y normalmente luego salimos a dar una vuelta, pero si estamos Andy y yo solos nos dejamos llevar por la nostalgia y empezamos a hablar de los buenos tiempos de la infancia», explicó el carismático artista.