Johannesburg, 8 dic (dpa) – El héroe nacional sudafricano Nelson Mandela, fallecido el jueves a los 95 años, pasó sus últimas horas rodeado de familiares, amigos y compañeros políticos. Los aparatos de respiración asistida habían sido apagados, según cuenta el «Sunday Times» citando a su familia.
Mandela respiraba por sí mismo, pero ya no podía hablar. Desde su salida del hospital el 1 de septiembre, donde estuvo internado por una pulmonía, Mandela se encontraba en su casa del barrio de Houghton, a las afueras de Johannsburgo, la mayoría del tiempo conectado a varios aparatos y cuidado por un equipo médico de 22 personas.
La mujer de Mandela, Graça Machel, su hija Makaziwe y su nieto Mandla rodeaban a su «Tata» («padre» en lengua de su clan xhosa), cuenta el «Sunday Times»: Mandla Mandela había llegado el jueves por la mañana a Johannesburgo, tras recorrer los 900 kilómetros que lo separaban dede Mvezo, el pueblo en el que nació Mandela situado en la provincia de Cabo Oriental.
Mandla fue llamado porque había empeorado dramáticamente el estado de su abuelo. Sin embargo, según el diario no está claro si también la ex mujer de Mandela y compañera de lucha política durante muchos años Winnie Madikizela-Mandela estaba presente.
Una de las últimas personas que vieron a Mandela con vida fue un estrecho amigo, el político Bantu Holomisa, líder del Movimiento Democrático Unido. Cuando llegó en torno a las 17:30 horas a la cama del enfermo, le quedó claro que Mandela no estaba bien. «Me puse muy triste al ver lo que había empeorado su salud», dijo Holomisa al diario. Dejó a Mandela sobre las 19:00 horas, casi dos horas anes de su muerte.
El Nobel de la Paz murió en torno a las 20:50 horas. El presidente sudafricano, Jacob Zuma, anunció dos horas después en un discurso que fue emitido por todas las emisoras que «el hijo más grande de la nación» había muerto «en paz». Antes, Zuma había estado en la casa de Mandela, así como otros políticos, amigos y tres sacerdotes. Entre ellos el empresario Patrice Motsepe, la ministra de Defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, el ministro de la policía, Nathi Mthethwa y el de Justicia, Jeff Radebe.
En torno a la media noche, según el «Sunday Times», el cadáver de Mandela fue trasladado por soldados al hospital militar de Pretoria. Sus familiares siguieron el sarcófago envuelto con la bandera sudafricana desde su casa hasta el aeropuerto militar.
Uno de los soldados contó: «La familia parecía muy fuerte, pero el ánimo era de luto profundo». Entonces todos comenzaron a cantar canciones tradicionales del movimiento contra el apartheid. El nieto de Mandela y su hija Makaziwe siguieron el ataúd gritando en alto: «Ay, Dalibunda», en referencia al nombre de Mandela en su clan, el xhosa.
Por Laura Koch