Las familias ensambladas deben aprender a manejar los conflictos

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(dpa) – Desde hace mucho tiempo los modelos de convivencia cambiaron y las familias ensambladas, en las cuales uno o ambos miembros de la pareja tienen hijos de relaciones anteriores, ya no causan sorpresa.

Sin embargo, no siempre es sencillo unir los intereses y necesidades de todos los integrantes de la familia, sobre todo de los niños, que muchas veces rechazan esta nueva situación o no se llevan bien con los hijos de la otra parte.

«Una nueva separación es la última opción», señala Dana Mundt, del Servicio alemán de Asesoramiento Infantil.

«Los padres que han decidido mudarse juntos después de considerarlo detenidamente no deben separarse de nuevo inmediatamente porque hay problemas de convivencia», destaca.

La licenciada en pedagogía social recomienda que aunque por el momento no se encuentre una solución, es mejor darse más tiempo.

Mundt hace hincapié en que se requiere paciencia y capacidad para observar las posibles causas de las dificultades. Pero de vez en cuando también hay que tener una coraza, advierte.

Es como mudarse a una nueva ciudad: primero hay que llegar y ver qué es lo que hacen los demás, apunta la pedagoga a modo de ejemplo.

Por lo general, el niño o adolescente no ha elegido mudarse y es probable que considere el nuevo hogar como una mera comunidad de convivencia.

Por lo tanto, según Mundt, es enormemente importante que continúe teniendo su propio espacio. Si es posible, cada niño debe tener su propia habitación o una posibilidad de retiro, aconseja.

Luego se necesita tiempo para ir fortaleciendo la unión. A menudo cada padre tiene sus propias reglas y rituales, que tal vez no encajan con los hábitos de la otra parte.

«Por lo tanto, los padres deben llegar previamente a un acuerdo de cómo quieren manejar en el futuro las diferentes necesidades de los miembros de la familia. Es posible que al principio cada progenitor sólo sea responsables de su hijo», sugiere Mundt.

La psicóloga social explica que una idea que dio buenos resultados es la de convocar una vez por semana a una «mesa redonda» en la que se puedan abordar los problemas y cada uno pueda expresar sus deseos y expectativas.

Si bien estas reuniones son muy importantes para afianzar la convivencia de la familia ensamblada y pueden ser divertidas, también hay que encontrar momentos exclusivos para el propio hijo.

«Con esto le demuestro que es muy importante para mí. Que le tengo consideración, pero que también tengo mi vida», explica la asesora.

En situaciones donde hay conflictos entre los hijos de ambas partes, Mundt recuerda que incluso los hermanos biológicos suelen ser como perro y gato. «No hay que suponer que eso no puede pasar en una familia ensamblada», destaca.