Las claves para alcanzar los objetivos deseados del fitness con el entrenador personal

Alcanzar objetivos de fitness con el entrenador personalBERLÍN (dpa) – Se les conoce como templados gurús del fitness que convierten a las estrellas en personas delgadas, hermosas y musculosas. Sin embargo, los entrenadores personales no pertenecen exclusivamente al irisado mundo glamouroso de los famosos. También trabajan con cualquier persona que quiera mejorar su bienestar físico.

«En los años 90 nació la tendencia a solicitar atención personal a un entrenador deportivo», recuerda Nenjamin Wienke, director de un centro de fitness en Berlín. Actualmente, los clientes de centros de fitness pueden solicitar también los servicios de un entrenador personal.

Además, muchos gurús del fitness que trabajan por cuenta propia también colaboran con centros para que sus clientes puedan trabajar ahí con los aparatos. El principio sigue siendo el mismo: el entrenador personal (personal trainer en inglés) se concentra totalmente en un cliente«, explica Wienke.

»Los entrenadores personales se parecen un poco a los psicólogos«, dice Lonneke Boel, coordinadora de entrenadores personales en el centro Fitness First de Múnich. »Los clientes cuentan su vida«. Por ejemplo, un cliente quería perder peso, pero por su cuenta solo logró bajar dos kilos, por lo que decidió buscar ayuda para perder más peso, relata Boel. »Los entrenadores personales intentamos junto con el cliente alcanzar su objetivo«.

El cliente muchas veces es alguien cuya jornada laboral deja poco tiempo para el deporte y que quiere en determinados momentos hacer deporte de forma flexible. »También son personas que no pueden motivarse bien a sí mismas y que necesitan a alguien que les estimule«, dice el profesor Theo Stemper, director de formación de la Federación Alemana de Fitness y Aerobic.

Algunos solo quieren instrucción y realizar los ejercicios de un programa de fitness o sugerencias para nuevos ejercicios durante un par de semanas. Mucha gente quiere perder peso, desarrollar los músculos, prepararse para una maratón o hacer algo para resolver sus problemas de espalda, explica Boel. »La mayoría de los clientes acuden a nosotros con metas ambiciosas o por padecer fuertes dolores«, señala Wienke. La demanda crece y con ello el número de entrenadores personales, dice Stemper.

Sin embargo, el término entrenador personal no está protegido, por lo que todo el mundo puede llamarse así. Y no pocos irrumpen en el mercado porque quieren ganar mucho dinero con un poco de jogging y gimnasia. En Alemania, un entrenador personal cobra como promedio 80 euros (unos 108 dólares) por hora y hasta 150 euros (poco más de 200 dólares) en ciudades como Hamburgo y Múnich.

Dinero perdido, dirán algunos, pero los entrenadores cualificados sin duda lo valen. Cómo se distinguen entre ellos los entrenadores personales? »Es importante preguntar por su cualificación y experiencia profesional y pedir referencias«, recomienda el profesor Winfried Banzer, especialista en medicina deportiva de Fráncfort.

Lo ideal es que el entrenador personal sea un licenciado en ciencias del deporte o pueda certificar una formación como profesor, señala Banzer. También los fisioterapeutas, los profesores de educación física o de gimnasia cuentan con una base adecuada, considera el experto.

Sin embargo, una cualificación formal conseguida por medio del estudio y la formación no necesariamente garantiza que el entrenador personal sea bueno. »Y a la inversa, tener solo un certificado como entrenador no necesariamente es una desventaja«, admite Stemper. Primero la licencia B para sala fitness, después la licencia A, más cursos sobre la espalda y la alimentación: así es como muchos entrenadores adquieren sus conocimientos durante muchos años.

Una vez que se ha tomado contacto con un entrenador, lo habitual es solicitar una entrevista personal sin compromiso, que permite averiguar si el entrenador inspira confianza y simpatía. »Es una persona de confianza«, dice Stemper. »También hay que preguntar por los métodos que aplica el entrenador«, recomienda Banzer. Un buen entrenador personal pregunta al cliente por sus deseos y objetivos. De esta forma, las dos partes pueden hacerse una imagen de cómo sería trabajar juntos.

Si el cliente decide contratar al entrenador, éste elabora una anamnesis muy detallada: las preguntas sobre la edad, el peso y el objetivo del cliente se complementan con un test de fitness, una tonometría y datos médicos. »También nos interesa contar con diagnósticos médicos«, dice Wienke, porque cuanto más detallado es la anamnesis, tanto más detallado es el concepto individual que el entrenador puede diseñar. El entrenador aplica el concepto con el cliente. Le muestra un ejercicio que luego tiene que hacer el aficionado al fitness.

Un buen entrenador personal no se pone simplemente al lado del cliente y va contando, sino que corrige, optimiza, hace apuntes y supervisa la intensidad. Si el propio cliente en algún momento quiere aumentar la intensidad, el entrenador le anima y se fija en la precisión. »Con el entrenador personal el cliente también hace las cinco repeticiones que uno no haría practicando los ejercicios solo«, dice Boel. Esto hace que el entrenamiento sea más eficaz. Más tarde, el cliente puede cumplir el programa solo y tener al entrenador a su lado solo una vez por semana, por ejemplo.

Hay que tener cuidado con aquellos entrenadores personales que quieren vender desde el inicio mismo un paquete de varias horas. »Lo que se debe hacer es reservar primero una hora o algunas horas individuales para ver si a uno le gusta este tipo de entrenamiento«, recomienda Wienke. Después siempre se puede comprar un paquete de más horas. La mayoría de los entrenadores piden que se les pague por adelantado. Entonces, ya nada impide entregarse al entrenamiento de fitness personal.

Por Alexandra Bülow