Lekeitio (Bizkaia), 5 sep (EFE).- Las aves de goma no han defraudado hoy en su estreno oficial en el Día de los Gansos de Lekeitio, donde han superado en número de alzadas a los ánades muertos, entre aplausos de una multitud de espectadores entregados que, un año más, han abarrotado el puerto.
La expectación por el resultado de los gansos de plástico en una fiesta centenaria era máxima en esta localidad, donde 14 cuadrillas de las 89 inscritas se han atrevido, por primera vez, a utilizar «aves de mentira», en lugar de los animales muertos que, a su vez, sustituyeron a los vivos en la década de los ochenta.
En cualquier caso, el objetivo de todos los participantes -los aferrados a la tradición y los más audaces- ha sido el mismo: asirse con fuerza cuerpo al ave suspendida en una maroma sobre el mar para, una vez tensada la cuerda, aguantar el mayor número de subidas hacia el cielo y estrepitosas caídas al agua.
Jurgi Txopitea, un joven de 19 años que ha logrado cuatro alzadas con animales de gomaespuma, ha explicado a Efe que, en su cuadrilla, ha preferido utilizar los ánades de plástico por respeto a los animales.
«Yo no sé si es distinto o no saltar a por un ganso de plástico o un ganso muerto, porque es la primera vez que lo hago, pero estamos en el siglo XXI y tenemos que avanzar», ha destacado.
Lejos de defraudar, y mientras que los primeros veinte participantes apenas han conseguido un máximo de dos alzadas con animales muertos, los nueve siguientes han acumulado hasta siete consecutivas con animales de plástico, regalando imágenes inolvidables de subidas y bajadas al mar.
«Los gansos de goma mejor, los gansos de goma mejor», se oía, en en euskera, entre los asistentes, mientras los «animales de mentira», con las alas de gomaespuma abiertas, tintineaban en la cuerda, tras las subidas y bajadas de los participantes.
Las primeras cuadrillas que han saltado a por las aves muertas se han llevado, eso sí, un mayor número de trofeos en forma de cabezas de ganso muerto o cuerpos semienteros.
Los riesgos que los saltadores afrontan al caer al agua desde una altura que puede alcanzar los cuatro metros son los mismos, con independencia de si el ánade es verdadero o falso, aunque no parece que el peligro llegue a disuadir a nadie en un municipio donde la vida ha girado, desde hace siglos, en torno al mar.
«No, no he ensayado para saltar. Nunca lo había hecho, pero se hace sobre la marcha. Lo normal es que no pase nada malo», confiesa Txopitea.
Andoni López, de 27 años, tampoco ha sentido temor al saltar de la barca y aferrarse al ganso muerto, con el que ha logrado una sola alzada, pero se ha llevado el cuerpo semientero del animal.
Con el ganso en la mano y orgulloso de su hazaña, ha asegurado que comprende que algunas cuadrillas prefieran utilizar animales muertos.
«Me parece lógico que algunas prefieran animales de goma, pero yo soy de Lekeitio y a mí eso no me va. Yo quiero el de verdad. Vivos ya no, porque los animales sufrían, pero muertos», ha confesado.
Los gansos de goma, sin embargo, no son simples «muñecos», según ha destacado la alcaldesa de Lekeitio, Maitane Larrauri.
Fueron creados en 2006 por el centro tecnológico Gaiker, tras la propagación de la gripe aviar y el temor social a que el uso de aves vivas pudiera extenderla.
Con un peso de ocho kilos, han sido fabricados a base de una espuma de poliuretano, recubierta en su exterior con una capa de caucho flexible, y dotada de un sistema basado en el uso de piezas de plástico rompibles, que permiten que la cabeza se desmembre del cuerpo con las alzadas.
Juan Carlos Manchado, químico de Gaiker que ha participado en su diseño y fabricación, ha afirmado que su empresa ha intentado igualar la resistencia de los gansos muertos, lo que resulta también difícil, porque no todos los animales son igual de fuertes.
«El año pasado, los gansos orgánicos apenas aguantaron una, dos o tres alzadas, sin que la cabeza se desprendiese, mientras que se habla de que, algún año, han llegado a soportar hasta cien», ha apuntado.
El relativo mal resultado de los gansos de verdad en la competición es también un motivo de debate en esta fiesta, de la que existe constancia documental de que se celebraba ya en el S.XVII y que, a juzgar por la pasión que sigue despertando entre jóvenes y adultos, tiene el futuro garantizado.
Estela Martínez Suero