Bruselas, 23 jun (EFE).- La ciudad belga de Ypres, escenario de cruentas batallas durante la I Guerra Mundial y reconstruida sobre el recuerdo de aquella contienda, acogerá la próxima semana una cumbre europea con la que los Veintiocho conmemorarán el centenario de la Gran Guerra y debatirán sobre el futuro de la UE.
«Será una ceremonia muy emotiva porque estaremos dando testimonio de lo que es Europa: un proyecto de paz, de solidaridad, de cooperación», dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy en referencia a los homenajes que acompañarán al encuentro.
Los jefes de Estado y de Gobierno celebrarán el 26 de junio en Ypres la primera jornada de la cumbre europea con la que se cierra la presidencia griega de turno de la UE, en la víspera del centenario del inicio de la guerra de 1914.
En Ypres, su arco memorial Menin Gate, señala donde se situaba la puerta de Amberes, que cientos de soldados atravesaron en su partida hacia el frente, mientras que es sus muros están grabados los nombres de los que no volvieron.
Para recordarlos, cada tarde desde 1928 una brigada de músicos interpreta el Last Post, el toque de retreta que advertía a los soldados británicos allí destacados que la jornada había terminado.
Los escenarios de la guerra, la vida cotidiana de los ejércitos o las batallas son fielmente reconstruidos en los museos «In Flanders Fields (En los Campos de Flandes)», en el de Passchendaele (batalla acaecida en 1917) o en el antiguo centro de recreo para soldados.
Todo en Ypres recuerda que esta ciudad flamenca fue escenario de cinco cruentas batallas entre 1914 y 1918 en las que perdieron la vida unos 300.000 soldados, en su mayoría británicos y de otros países de la Commonwealth.
Esa región belga, estratégica para los aliados y ambicionada por el ejército alemán, fue objeto de los primeros ataques químicos masivos por parte alemana y que obligaron a evacuar a la población.
«Mi abuela tenía seis años cuando se marchó con sus padres a Francia. En 1921 volvieron a Ypres, pero no fue hasta 1924 cuando levantaron su casa y pudieron reabrir su tienda. Esa es la historia de muchos iperitas», relató a Efe el director de Turismo de la ciudad, Peter Slosse.
Su reconstrucción fue lenta y salpicada de nuevas heridas como la ocupación nazi en la II Guerra Mundial.
Hoy el turismo ligado a la historia y la memoria es el pilar de la economía para esta ciudad de apenas 20.000 habitantes que para conmemorar el centenario del conflicto ha preparado un amplio programa de eventos.
«No es que tratemos de conservar el recuerdo, es que el recuerdo está vivo, lo vemos en los visitantes», dijo Slosse, quien explicó que muchos de sus numerosos turistas canadienses, australianos y británicos son parientes de los soldados allí enterrados.
«No vemos la Guerra como un elemento histórico, queremos usarlo para intentar difundir un mensaje de paz, para mostrar lo que la guerra le hace a la gente», añadió.
En ese escenario se celebrara la primera jornada de la cumbre europea en que los líderes de los Veintiocho prevén un debate sin decisiones sobre el futuro próximo de un proyecto que nació para evitar que conflictos como esas dos guerras mundiales volvieran a enfrentar entre sí a los europeos.
Los líderes europeos tienen ante sí debatir sobre el resultado de las pasadas elecciones europeas, en que ha habido un auge de los movimientos políticos extremistas y han reflejado el descontento de los ciudadanos hacia un proyecto europeo para el que se reclama un cambio de rumbo.
Los líderes también rendirán homenaje a los caídos ante el Menin Gate, asistirán a la ceremonia del Last Post y donarán un banco con la palabra «paz» escrita en las veinticuatro lenguas de la Unión.
«Esta cumbre es una señal muy potente de que Europa no quiere quedarse al margen en el centenario de la Guerra. Europa está preocupada y ligada a ella, porque de cierta forma la UE es el resultado de las dos guerras», dijo Slosse a Efe.
«Si hemos tenido 70 años de paz en Europa Occidental ha sido gracias a la Unión Europea», añadió.
Por Laura Pérez-Cejuela
