(dpa) – En teoría suena muy sencillo, pero el hecho de que el circuito ciclista mundial esté detenido hasta el 1 de agosto debido a la pandemia del coronavirus y luego toda la temporada se comprima en tres meses suena a utopía.
A partir de agosto, todas las grandes rondas ciclistas se celebrarán una tras otra y todas las clásicas de primavera (boreal) canceladas se intentarán encajar en el calendario.
Y el Mundial de ciclismo en carretera, que tenía prevista su celebración dentro de esas fechas, se disputará según lo previsto.
Pero la gran incógnita que se plantea el ciclismo internacional es si se puede disputar una temporada entera de competiciones en tan solo tres meses. Mientras los responsables intentan que se puedan correr las más importantes, entre los ciclistas crecen las dudas.
Un ex campeón mundial de ciclismo en carretera como el español Alejandro Valverde, por ejemplo, no cree que el mundo del ciclismo vuelva rápidamente a la normalidad.
«Queremos que el deporte vuelva a ponerse en marcha, pero para ser honesto soy muy pesimista de que suceda este año. Al principio de la cuarentena todavía tenía esperanzas, pero cada vez pienso más que no habrá ninguna carrera», dijo el ciclista al periódico español «El Mundo».
La línea de salida del otoño (boreal) más cargado de la historia del ciclismo será el Tour de France, que está programado para agosto y septiembre, dos meses más tarde de lo habitual.
El máximo responsable de la ronda cliclista francesa, Christian Prudhomme, lo dejó claro recientemente: «En su historia, el Tour nunca se celebró tan tarde, pero tendrá lugar del 29 de agosto al 20 de septiembre». Asegura que habló con 49 directores de equipo y que todos ellos estuvieron de acuerdo con el nuevo calendario.
El francés parece convencido de que todas las preocupaciones sobre el coronavirus, que hacen imposible llevar a cabo la prueba en junio y julio, estarán resueltas para las nuevas fechas.
Las tres grandes rondas ciclistas de tres semanas –Tour, Giro y Vuelta– y los «monumentos», que se celebran en un solo día, siguen planteados con público, y está previsto que se sucedan sin problemas a lo largo de septiembre, octubre y noviembre.
Es como si, de un día para otro, los operadores turísticos ofrecieran de nuevo todos los viajes programados o como si todos los hoteles utilizaran toda su capacidad nada más volver a abrir.
El negocio del ciclismo juega con el tiempo de una manera fácil de comprender, porque se trata de mantener su propia existencia y de conservar la actividad en su formato actual.
«Temo que la situación económica impida que algún equipo sobreviva a esta situación. Y que los organizadores de las competiciones tampoco puedan sobrevivir a esto. Sería un daño irreparable», dijo el especalista alemán en contrarreloj Tony Martin al diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung».
Para Martin, el Tour es sobre todo «importante para la existencia» del ciclismo, ya que supone casi un 70 por ciento del sector.
En cuanto a la celebración del Tour, Prudhomme insiste en que se desarrolle normalmente, con las carreteras llenas y suscitando una enorme atención. Para los equipos que viven de los ingresos de los patrocinadores, este es un asunto menor.
El término «Tour fantasma», en referencia a la ausencia obligada de público, ya está sobre la mesa debido a la pandema de coronavirus, y se escuchará tantas veces como la sugerencia de un nuevo aplazamiento.
El problema que ronda al cliclismo en tiempos de pandemia es que las condiciones son más problemáticas que en otros deportes.
Los escenarios que implican cuarentena, aislamiento y un espacio cerrado como puede ser un estadio son fácilmente imaginables en deportes como el fútbol u otras disciplinas de equipo.
En el ciclismo se trata de un numeroso grupo de personas que se desplaza días tras día, alojándose en un hotel diferente al final de cada jornada, en una ciudad distinta cada día. Y el Tour tiene un recorrido de más de 3.000 kilómetros.
El panorama presenta un horizonte poco estable, en el que un pequeño incidente sería suficiente para echarlo todo abajo, y eso antes de que comience el otoño, que será la época en la que está prevista la celebración concentrada de las principales pruebas ciclistas de este año.
Por Patrick Reichardt (dpa)