La sombra del doping opaca a Bolt en el Mundial de atletismo

Usain-BoltMoscú, 15 dic (dpa) – Moscú 2013 no sólo será recordado como el Mundial de atletismo que vio al jamaicano Usain Bolt superar a la leyenda estadounidense Carl Lewis, sino también como un campeonato ensombrecido por la sospecha del doping y la polémica en torno a la ley «anti-gay» rusa.

Con su trébol en los 100, 200 y 4×100 metros, Bolt alcanzó un total de ocho oros y dos platas y superó a Lewis como el atleta más laureado en la historia de los Mundiales.

Pero la marca del atleta de 26 años quedó opacada por la sombra del doping que se cernía sobre el evento antes de su mismo comienzo.

Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, inauguraba el campeonato en el estadio Lushniki de Moscú el 10 de agosto, el atletismo se encontraba desde hace semanas en estado de conmoción.

Los casos de doping positivo salpicaron a estrellas como el estadounidense Tyson Gay y los jamaquinos Asafa Powell y Veronica Campbell-Brown.

Los escándalos colocaron bajo sospecha especialmente al sprint y a la superstrella jamaicana, que cambió en Moscú la admiración incondicional del pasado por una mirada de desconfianza.

Bolt respondió a las dudas con una versión muy diferente a la habitual: más serio y lejos del «show» y el histrionismo de otras épocas, se dedicó exclusivamente a ganar carreras. Y lo hizo con éxito, pese a no lograr ninguna plusmarca.

Su casi única referencia al tema doping ocurrió unos días antes de convertirse en el atleta más laureado de los Mundiales.

«Ganar otros tres oros en (los Juegos de) Río supondría que estoy a la altura de leyendas como Muhammad Ali y Pelé. Por eso estoy dispuesto a trabajar tan duro y hacer todos los sacrificios de un atleta limpio. Puedo hacerlo», dijo entonces.

Sin embargo, las principales respuestas al tema doping corrieron por cuenta del presidente de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), Lamine Diack. «Usain Bolt está limpio», dijo contundente en una entrevista con la agencia dpa.

Otro de los ejes de la polémica durante el Mundial fue la cuestionada ley rusa contra la «promoción de las orientaciones sexuales no tradicionales», que generó algunas críticas sutiles de los deportistas, desde atletas suecas que se pintaron las uñas con el color del arco iris hasta un beso sugerente entre atletas rusas en un podio.

El mayor revuelo lo causó sin embargo la leyenda rusa Yelena Isinbayeva con sus declaraciones homófobas.

«Si permitimos que se promuevan y se hagan este tipo de cosas (actitudes homosexuales) en la calle sería muy preocupante para nuestro país, porque nos consideramos gente normal, estándar», dijo la rusa antes de retractarse parcialmente aduciendo problemas de traducción del inglés.

En lo estrictamente deportivo, la reina del salto con pértiga conquistó su tercer oro mundial en el que podría haber sido su último gran evento y ayudó a Rusia a liderar el medallero por primera vez desde Edmonton 2001, con una marca de 7-4-6 que superó en cantidad de oros al 6-14-5 estadounidense.

El nuevo doblete del británico Mo Farah en larga distancia, los triunfos del estadounidense LaShawn Merritt en los 400 metros y los relevos 4×400 y el cuarto título consecutivo de la lanzadora de peso neozelandesa Valerie Adams completaron unos Mundiales que serán recordados por lo que ocurrió tanto dentro como fuera de las pistas.

Por Sebastian Stiekel