La región del Sahel registra un número de desplazados sin precedentes

MADRID, 6 Mar. 2019 (Europa Press) – La región del Sahel registra un número de desplazados sin precedentes debido a la creciente inseguridad que afecta a la región, donde están activos varios grupos terroristas yihadistas y donde la violencia intercomunitaria entre pastores y agricultores ha ido en aumento en los últimos años, han alertado este miércoles altos responsables de la ONU, que han pedido ayuda de emergencia y también inversiones para el desarrollo de estos países.

En la actualidad, en el Sahel hay 4,2 millones de personas desplazadas, un millón más que en 2018. Solo en la región del lago Chad, donde están operativos Boko Haram y su escisión Estado Islámico en África Occidental (ISWA), hay 2,7 millones de desplazados, principalmente en el noreste de Nigeria pero también en Camerún, Chad y Níger.

En el caso de Malí, el número de desplazados se ha triplicado en el último año hasta situarse en 120.000 mientras que en Burkina Faso se ha superado ya la cifra de 100.000 desplazados, más de la mitad de ellos desde que comenzó 2019.

Este último país «estamos siendo testigos de una emergencia humanitaria sin precedentes», ha subrayado la vicesecretaria general para Asuntos Humanitarios de la ONU, Ursula Mueller, que ha visitado esta semana Burkina Faso. «Miles de familias, niños pequeños, hombres y mujeres están sobreviviendo en condiciones muy difíciles, algunas en tiendas de campaña abarrotadas y sin suficiente comida, agua o atención médica», ha ilustrado.

«Es crítico que incrementemos la actual asistencia de emergencia en Burkina Faso y los esfuerzos en el Sahel en general, donde la creciente inseguridad directamente genera un rápido deterioro de la situación humanitaria», ha advertido Mueller en un comunicado.

La enconada violencia en algunas zonas del Sahel se suma a la inseguridad alimentaria, la desnutrición y las epidemias, lo cual lastra los esfuerzos para mejorar estas comunidades tradicionalmente vulnerables. Asimismo, tiene un gran impacto en las actividades económicas y los medios de vida, como el comercio o la agricultura, de los habitantes.

INSEGURIDAD ALIMENTARIA

Según la ONU, tras el impacto de la grave sequía que se registró en 2018 y que diezmó cosechas, pastos y ganado, millones de familias aún siguen en una situación de fragilidad. Para este año, se espera que 9,5 millones de personas tengan problemas para garantizar su alimentación en la temporada de carestía que va de junio a agosto, 4,4 millones de ellas en el lago Chad.

«La inseguridad alimentaria y la desnutrición, fomentadas por la pobreza, el impacto climático y el conflicto siguen lastrando al Sahel», ha lamentado el director para África Occidental y Central del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Abdou Dieng.

En este sentido, ha defendido que hacen falta «inversiones sustanciales para evitar la propagación del sufrimiento» el próximo verano y más allá con el fin de «ayudar a las comunidades y los países a que sean más resilientes». «La ayuda de emergencia debe ser parte de estrategias más amplias que acompañen la inversión económica, el desarrollo y las iniciativas de seguridad», ha subrayado.

«Los civiles, incluidos los desplazados y los niños, están soportando los peores efectos de la violencia», ha lamentado el director para la región de Save the Children, David Wright. «Se debe apoyar a los estados con los recursos necesarios para salvaguardar a los civiles y garantizar el acceso a servicios básicos continuados, especialmente a los más vulnerables, mujeres y niños», ha reclamado.

Para este año, la ONU y las organizaciones humanitarias que trabajan en la región han solicitado en total 2.400 millones de dólares con los que esperan ofrecer asistencia a 15,3 millones de personas que la necesitan en Burkina Faso, Camerún, Chad, Malí, Níger y Nigeria.

Foto: © UNICEF/ JADWIGA FIGULA