En la España del Barroco se llamaba máquina real a las compañías que representaban espectáculos de títeres en los corrales de comedias. Durante la Cuaresma, aprovechando que los actores de carne y hueso tenían prohibido aparecer sobre el escenario, los muñecos sustituían a los cómicos y sus espectáculos hacían las delicias de todos los públicos. Las posibilidades de esta fórmula superaban con creces a las del teatro popular con actores de carne y hueso: las marionetas podían ejecutar acrobacias y proezas impensables para el ser humano y su retablo permitía efectos especiales, cambios de decorado y otras innovaciones que solo habían sido introducidas en las representaciones teatrales a la italiana, restringidas al público cortesano.
La máquina real, ha emprendido desde el 2007 uno de los proyectos de teatro clásico, más ricos e innovadores desarrollados en los últimos años en España. Partiendo del objetivo artístico e intelectual de «la recuperación de las artes escénicas del Siglo de Oro español,» Jesús Caballero, director de la empresa, junto con su equipo técnico y artístico, ha conseguido devolver a la escena y a la vida uno de los fenómenos teatrales más populares de la España barroca, la llamada «máquina real».
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