Madrid, 21 may (dpa) – La Liga española concluyó con una nueva demostración de supremacía a cargo del Barcelona con Lionel Messi como su gran estrella y su técnico, Ernesto Valverde, como perfecto revulsivo.
En el lejano agosto nada parecía sugerir un dominio tan aplastante del equipo azulgrana. Perdida la Supercopa de España ante el Real Madrid por un global 5-1, muchas eran las dudas sobre la composición del plantel barcelonista y la capacidad de Valverde para devolver al club a la elite tras la «era Luis Enrique».
Pero entonces el entrenador azulgrana aplicó su mano de cirujano para crear un equipo pragmático y sólido. Sin la efervescencia estética de antaño, pero sí con dominio tangible en las dos áreas. Armó un correoso entramado defensivo y el resto lo hicieron sus lujosos delanteros.
Los números no engañan: 90 puntos, un solo partido perdido, 98 goles a favor y 29 en contra. Messi acabó con 34 goles y suya es la Bota de Oro que acredita al mejor anotador de las Ligas europeas. Y Marc-André Ter Stegen terminó como segundo mejor arquero del torneo, sólo por detrás del esloveno Jan Oblak, de Atlético, reivindicado como jugador de talla mundial.
El Barcelona conquistó su séptimo título de la Liga española y añadió lustre a su campaña con la Copa del Rey. Su única decepción, aunque de enorme trascendencia, fue su eliminación en cuartos de final de la Liga de Campeones a manos de la Roma cuando lo tenía todo a favor.
«No es tan sencillo hacer lo que hemos hecho, en pocos países se han logrado dobletes, pero todos queremos más…. La diferencia de puntos ha sido importante respecto a los rivales, no es habitual. Creo que el éxito lo cimentamos en la regularidad en la primera vuelta», observó Valverde a la conclusión de la temporada.
Los 12 puntos de ventaja sobre el Atlético y los 14 sobre el Real Madrid explican hasta qué punto dominaron el torneo los azulgranas, que se vieron ya prácticamente con el título en el bolsillo a finales de diciembre tras ganar 3-0 al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
El Atlético quedó segundo y su entrenador, Diego Simeone, lo celebró como un éxito: «Siempre tenemos enfrente monstruos que no te permiten siquiera acercarte. Hemos sido un año primeros, otro hemos estado cerca, ahora hemos sido segundos… Eso genera un crecimiento, un entusiasmo, una ilusión y ganas de seguir compitiendo».
Para los rojiblancos, la temporada fue magnífica con la conquista de la Liga Europa, que borró la decepción sufrida al quedar eliminado de la Liga de Campeones en la fase de grupos contra todo pronóstico.
En el caso del Real Madrid, su participación en la Liga española fue claramente decepcionante. Entregó muy pronto el título conquistado hace un año.
Ahora un partido separa el éxito del fracaso. El sábado se jugará toda la temporada en la final de la Liga de Campeones ante el Liverpool. Son 90 minutos cruciales para los blancos.
«No podemos estar contentos de nuestra Liga, sobre todo por el inicio. Siempre queremos hacer las cosas bien y no pudo ser posible. Pero ya está, se acabó», analizó el entrenador de los blancos, Zinedine Zidane.
España tendrá como participantes en la Liga Europa a Villarreal, Betis y Sevilla. Para los dos primeros es un logro. Para el tercero, lo mínimo exigible después de una temporada aciaga en la que tuvo hasta tres entrenadores.
Los tres equipos que ascendieron esta temporada -Girona, Getafe y Levante- cumplieron con creces y, en cambio, el descenso quedó para Málaga, Las Palmas y Deportivo de La Coruña. Grandes fracasos para planteles pensados con objetivos más ambiciosos.
Lo que también es seguro es que la próxima edición de la Liga española no contará con dos leyendas del tamaño de Andrés Iniesta y Fernando Torres, dos futbolistas que hicieron historia. El domingo se despidieron de Barcelona y Atlético de Madrid, respectivamente, en actos que dignificaron la forma de decir adiós a dos mitos.
Por Alberto Bravo (dpa)