Madrid, 27 ago (dpa) – El lazo amarillo, símbolo adoptado por los independentistas catalanes para pedir la excarcelación de políticos y líderes presos, se ha convertido en elemento de discordia en Cataluña en medio de la tensión por el proceso separatista en la región.
El sábado, una mujer fue golpeada en Barcelona cuando supuestamente retiraba algunos de estos lazos del parque de la Ciudadela, en el que se sitúa el Parlamento catalán. Aunque el motivo de la agresión no está claro, el incidente ha levantado una tormenta política.
«No se puede mirar hacia otro lado y vamos a dar apoyo a todas las personas que están siendo señaladas e insultadas, de manera absolutamente injusta, simplemente por defender que quieren un espacio público de todos los catalanes», dijo Inés Arrimadas, líder del partido Ciudadanos, partidario de la unidad de España.
«Esto no puede suceder, el Gobierno tiene que poner orden», expresó también Pablo Casado, líder del Partido Popular (PP). La formación conservadora, muy crítica con el separatismo, anunció hoy que abrirá una oficina de asesoramiento y de apoyo para las personas «denunciadas, sancionadas o agredidas» por retirar lazos amarillos.
Desde las filas independentistas, el ex «president» catalán Carles Puigdemont denunció desde Bélgica, donde permanece para evitar ser detenido, una «burbuja de intoxicación» por parte de algunos medios y partidos para provocar «una confrontación civil» en Cataluña.
El marido de la víctima de la agresión del parque de la Ciudadela aseguró hoy al canal Antena 3 que un hombre golpeó a su pareja después de que ésta retirara los controvertidos símbolos.
«Primero le pegó un guantazo en la cara. Después, un puñetazo. La tiró al suelo y empezó a ensañarse con ella. Yo no pude separarlos, tuvo que venir gente que pasaba por allí y sacarla de allí», relató.
Según su versión, el presunto agresor increpó a la pareja, que paseaba con sus tres hijos, y le preguntó por qué tiraban los lazos amarillos al suelo. «Cuando mi mujer le contestó, con acento extranjero, (el hombre) le dijo ‘tú, extranjera de mierda, vete a tu país’. Y ahí empezaron los enfrentamientos y puñetazos», explicó.
Desde el separatismo catalán echan balones fuera y consideran que se trata de una agresión «racista». «Este caso clarísimamente no tiene nada que ver con el independentismo», aseguró a dpa Adrià Alsina, secretario nacional de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), una de las entidades civiles más importantes del independentismo catalán.
A lo largo del último año, independentistas y españolistas han utilizado el espacio público para sus reivindicaciones en Cataluña. La guerra de símbolos empezó el pasado octubre en los balcones, donde los contrarios a la independencia empezaron a desplegar banderas de España después de que las «esteladas» (banderas separatistas) cubrieran las fachadas de muchas de las principales calles catalanas.
En los últimos meses, los lazos amarillos pasaron de colorear las solapas de las chaquetas de los líderes independentistas a inundar parques y plazas. Los españolistas contraatacaron con sombrillas rojigualdas (como la bandera de España) en las playas y con campañas para retirar los símbolos independentistas del espacio público.
El partido Ciudadanos fue el más activo a la hora de reclutar simpatizantes para ello. «Las playas son de todos. ¡A quitar lazos amarillos!», rezaba hace unos días una pancarta que una avioneta hacía ondear sobre una playa.
Entre julio y agosto hubo al menos una veintena de encontronazos entre partidarios de la independencia y personas que retiraban de la calle iconografía independentista, según datos del diario «El País».
Uno de los incidentes más graves tuvo lugar el 16 de agosto, cuando un hombre agredió con un cuchillo a una persona que lo increpó por arrancar estos lazos. El 22 de julio, otro individuo se abalanzó con su vehículo sobre el campo de cruces amarillas desplegadas en una plaza de la localidad barcelonesa de Vic en homenaje a los políticos e independentistas encarcelados de forma provisional por el «procés».
El presidente del Gobierno catalán, el separatista Quim Torra, reclamó al Gobierno español de Pedro Sánchez que ponga fin a «la escalada de violencia» en Cataluña por parte de «grupos violentos».
El papel de las fuerzas de seguridad del Estado y de los Mossos d’Esquadra (Policía catalana) en este asunto está en el punto de mira. El independentismo denunció la participación de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil en la retirada de lazos, mientras que la Fiscalía abrió una investigación a raíz de la identificación por parte de los Mossos de personas que los quitaban.
«¿Guerra de símbolos? No, aquí lo que hay es una gente que está recordando a sus vecinos que hay presos políticos y otra gente a la que le ofende tremendamente ver lazos amarillos que recuerdan que no viven en una democracia», explica a dpa Alsina.
«El independentismo hace uso de la libertad de expresión en el espacio público. Y el españolismo podría colgar otros símbolos, igual que durante un tiempo se dedicó a colgar banderas españolas, y nunca hubo un problema por eso», añade el independentista.
Por Ana Lázaro Verde (dpa)