Pekín (dpa) – La fiebre porcina africana que azota su país, no ha mermado el gusto por el cerdo de Han Changfu, ministro chino de Agricultura.
Durante un banquete de 12 platos ofrecido en Pekín, el ministro se dirige a Julia Klöckner, su homóloga alemana, mientras señala orgulloso la panza de cerdo que están a punto de servirles: «Procede de mi provincia», dice.
Lo que no menciona es que Heilongjiang, su provincia natal, en el noreste de China, sufrió un grave brote de peste porcina el pasado mes de enero, sólo uno de los 134 «incidentes» reconocidos al respecto oficialmente.
La epidemia es la mayor de este tipo que se haya visto jamás a nivel mundial. China alberga la mayor cabaña de cerdos domésticos del mundo y se ha visto gravemente afectada por la enfermedad, que es inofensiva para los humanos pero mortal para los cerdos.
Según las estimaciones actuales, el 20 por ciento de la cabaña porcina china podría haber fallecido a finales de año: 100 millones de animales, aproximadamente.
Pero al igual que en otros temas, la información al respecto es escasa en China. El gobierno trata de dar la impresión de que todo está bajo control.
No obstante, los consumidores cada vez están más preocupados ya que experimentan cuellos de botella en el suministro y se enfrentan a grandes incrementos de precios.
«El Gobierno chino dice que tiene la situación bajo control pero no ofrece cifras precisas», indica Klöckner. «Se nos ha solicitado que exportemos más carne de cerdo a China», añade.
Desde principios de marzo, los porcicultores alemanes han experimentado una fuerte demanda de sus productos por parte de China que ha contribuido a que los precios pasen de 1,40 euros (1,58 dólares) por kilogramo a 1,80 euros (204 dólares), según Matthias Quaing, portavoz del sector en Alemania.
Hasta ahora, el aumento de precios no se ha trasladado a los supermercados germanos pero los productores de jamón y salchichas de cerdo están empezando a preocuparse. En Alemania la materia prima cada vez está más cara debido a la disminución de la demanda de productos cárnicos asociada al cambio de gustos de los consumidores.
Otro factor por tener en cuenta, es que los productores suelen realizar contratos a largo plazo con los minoristas, lo que les impide repercutir a corto plazo las subidas repentinas del precio de la materia prima.
La mayor faenadora alemana de cerdos Tonnies, con sede en Rheda-Wiedenbrueck, en el estado occidental de Renania del Norte-Westfalia, prevé un aumento del precio de los productos porcinos, debido en gran parte a la mayor demanda china.
Alrededor de la mitad de la carne de un cerdo se destina para su comercialización en Alemania -filetes y chuletas de primera calidad- y la otra mitad se destina a la exportación, principalmente a otros países de la Unión Europea (UE).
China y el mercado asiático en general son los socios comerciales más importantes fuera de la UE, según Andre Vielstaedte, portavoz del sector, quien señala que los consumidores asiáticos consideran deliciosas muchas de las partes del cerdo que son desdeñadas en Alemania.
Esto incluye orejas, pezuñas y rabo de cerdo. Pero el brote de la peste porcina hizo que se disparase la demanda china de aquellas partes del cerdo también apreciadas en Alemania.
La pregunta que está en mente de todos es: ¿Qué sucedería si se produce un brote en Europa? A día de hoy, la normativa establece que si la peste porcina estalla en cualquier parte de Alemania no se podrá exportar carne de cerdo germana a China, ni siquiera de las regiones que no hayan registrado casos.
Eso supondría un horrible escenario para los criadores de cerdos y los productores de carne porcina alemanes. Klöckner planteó la cuestión durante su visita a Pekín, especialmente porque el virus que transporta la peste porcina se encontró no hace mucho, el pasado año, no muy lejos de territorio germano: en Bélgica.
Está previsto que una delegación china se desplace a Alemania para inspeccionar las medidas preventivas en vigor y valorar la posibilidad de su re-evaluación.
Klöckner trató de disipar las preocupaciones. «Creo que el riesgo de que la peste porcina llegue a Alemania es bajo porque lo estamos vigilando de cerca. Aunque es cierto que se está extendiendo por todo el mundo», reconoció.
Añadió que los brotes proceden de países de Europa del Este como Polonia, Hungría y Bulgaria, donde los rebaños domésticos entran más fácilmente en contacto con los jabalíes.
Sin embargo, el comportamiento humano es el factor de mayor riesgo. Los viajeros pueden transportar el virus en productos cárnicos a través de la frontera. El virus es resistente al calor y al frío y se transmite fácilmente.
Por este motivo, Alemania ha impulsado medidas de control a lo largo de las carreteras que conducen al país. Klöckner: «Hemos observado que el virus se propaga desde Europa del Este así que hemos extremado nuestras medidas preventivas».
Por Andreas Landwehr y Elmar Stephan, dpa
Foto: Christian Charisius/dpa