San Sebastián, 27 sep (dpa) – Tras alzarse con la Concha de Oro en 2011, Isaki Lacuesta vuelve al Festival de Cine de San Sebastián con la aplaudida «Entre dos aguas», el último de los títulos españoles a concurso de esta edición que continúa la ficción hiperrealista que comenzó en «La leyenda del tiempo» en 2004.
Desde entonces Israel, el niño protagonista al que la muerte de su padre truncaba su pasión por el cante, se ha convertido en un joven que acaba de cumplir una condena por narcotráfico y que no consigue construir una vida decente y reconciliarse con su familia. Su hermano Cheíto, mientras tanto, acaba de regresar de una misión con el Ejército y se plantea si embarcarse en otra.
Como ya hiciera en «La leyenda del tiempo», Lacuesta (Gerona, 1975) construye una ficción ambientada en la Isla de León en la bahía de Cádiz (sur de España), que se acerca mucho a la vida de los actores, pero que no lo es.
«Nos inspiramos en sus vidas, pero hay elementos de ficción». El paso por la cárcel de Israel, el abandono de su mujer o la misión en barco de Cheíto no son reales, aunque esto último acabó siendo profético y ahora sí se encuentra en alta mar, contó el realizador en rueda de prensa durante el festival.
Pero al mismo tiempo, el guion está abierto a incluir retazos de realidad, como ocurre con el parto de Manuela, la mujer de Israel, que abre la película, o la decisión de este último de hacerse un tatuaje.
«Es una película que está escrita de forma abierta con muchos agujeros» para dejar esos espacio a momentos reales o personajes que no estaban en el guion y permitir el diálogo con los protagonistas, resume el realizador. «Un diálogo entre un relato, un guion y lo que nos encontramos enfrente».
El realizador consigue esa falsa apariencia de documental escondiendo todo el trabajo que hay detrás de la cámara y buscando una «transparencia formal» que permita ver a los personajes sin el autor que los ha creado. «El objetivo es que no se vea el trabajo de luz, para que parezca que las escenas no están iluminadas o que parezca que la película no está escrita», explica.
«Intentábamos que las formas no se interpongan entre el espectador y los personajes», señala.
La conciencia del deseo de seguir y capturar el paso del tiempo estuvo muy presente en el equipo desde 2004, cuando comenzó el rodaje de «La leyenda el tiempo». «Como premisa pensábamos que íbamos a seguir rodando toda la vida, seguir con la historia hasta a ver dónde nos lleva».
Porque el cine es el especialmente idóneo para seguir el paso del tiempo, por mucho que desgaste emocional, intelectual y físicamente, señala.
Al ser preguntado sobre la mirada de un catalán sobre Andalucía, Lacuesta destacó su interés en hacer cine no sólo de lo que conoce, sino también de lo que desconoce. «El cine nos permite vivir en otros lugares», haciendo desaparecer las barreras geográficas, políticas o raciales.
Si «La Leyenda del tiempo» hacía referencia al título de un álbum del artista de flamenco Camarón para contar una película de gente que quería ser como él, «Entre dos aguas» adopta el de un tema del guitarrista Paco de Lucía que alude también directamente a esos dos hermanos y mares separados por el estrecho de Gibraltar. «Otro homenaje a la música que nos ha construido», señala Lacuesta.
Música que en esta película firman Kiko Veneno y Raül Refree, cada uno de ellos acompañando a unos de los personajes y partiendo de voces o sonidos que surgían desde la calle.
Procesos revolucionarios que encajan a la perfección con los juegos formales que marcan todo el cine de Lacuesta, que ganó la Concha de Oro en 2010 con «Los pasos dobles», una ficción de aventuras en tono documental sobre un viaje al desierto de África encabezado por el pintor Miquel Barceló.
«Mis películas son muy juguetonas desde el aspecto formal, me gusta probar cosas nuevas, eso añade intensidad y placer», señala Lacuesta.
El realizador catalán pone el broche a las películas españolas a concurso por la Concha de Oro en Sebastián, tras la presentación de «El Reino», de Rodrigo Sorogoyen; «Yuli», de Icíar Bollaín y «Quién te cantará», de Carlos Vermut. La competición se cerrará mañana viernes con «Blind Spot», la propuesta de la noruega Tuva Novotny, antes de la entrega de premios el sábado.
Por Raquel Miguel (dpa)