Barcelona/Gran Canaria, 17 nov (dpa) – Envuelta en el mar de dudas propio de un equipo en construcción que obtuvo resultados dispares, la selección española de fútbol cerrará mañana su año competitivo con un amistoso frente a Bosnia que pondrá a prueba su capacidad de volver a generar ilusión.
Desbordante en los primeros compases de la etapa de Luis Enrique, ésta parece casi desaparecida después de que los españoles enlazaran dos severas derrotas con el nuevo seleccionador.
Los tropiezos ante Inglaterra y Croacia, los dos equipos que precisamente decidirán su futuro en la Liga de Naciones de la UEFA, mostraron la fragilidad de una España que todavía busca su identidad después de sus recientes fracasos.
«La situación es la que es y, cuando llegamos a la selección, ya sabíamos lo que había, de dónde veníamos en el Mundial. Estamos en un proceso de cambio generacional y estamos intentando crear un equipo», se defendió Luis Enrique tras caer ante los balcánicos el jueves.
Su espectacular estreno al mando del combinado español con dos contundentes y prestigiosas victorias ante los mismos rivales -Inglaterra y Croacia- había disparado la euforia entre hinchas y críticos, después del esperpéntico Mundial protagonizado por los españoles en Rusia.
Tres convocatorias y cinco partidos -cuatro oficiales y un amistoso- después, aquel entusiasmo desmesurado devino en fuegos artificiales cuyo efecto desapareció con los malos resultados.
Horas antes de que España comparezca en Las Palmas de Gran Canaria ante una selección bosnia inédita en la historia de la Eurocopa, las dudas sobre el grupo de Luis Enrique son muchas más que las certezas.
«El equipo está bien de moral y con ganas de var vuelta a estos resultados», afirmó hoy un sereno Luis Enrique, antes de calificar de «injustas» las críticas hacia David de Gea.
«Las críticas han de ser para todos los que participaron y para el entrenador. Esto es un deporte colectivo. A un portero no le marcan goles si el balón no llega ahí», excusó al cuestionado arquero el seleccionador español.
Sus múltiples pruebas -ya convocó a 27 jugadores en sus tres llamadas-, la doble cara del equipo y las evidentes falencias en líneas tan críticas como la defensa despertaron de nuevo el pesimismo respecto a un equipo que mañana aprovechará la ocasión para homenajear a David Silva.
El mediocampista canario del Manchester City, que se despidió de la selección el pasado agosto tras 125 internacionalidades y 35 goles con «La Roja», hará el saque de honor del choque que se disputará en su tierra, 11 años después del último encuentro de España en las islas situadas frente a la costa africana.
Silva es, junto a Andrés Iniesta y Gerard Piqué, uno de los nombres ilustres con los que Luis Enrique ya no pudo contar para su nuevo proyecto.
Para sustituirlos y renovar un grupo que, en su mayoría, ya había participado de tres Mundiales, el ex entrenador del Barcelona incorporó a futbolistas como Dani Ceballos, Suso Fernández, Brais Méndez o Mario Hermoso, jóvenes obligados a pelear por un puesto sometidos al escrutinio de la crítica.
Los cuatro podrían tener minutos mañana, más teniendo en cuenta que Luis Enrique no podrá contar con el capitán Sergio Ramos, dispensado tras el duelo ante Croacia por una molestia en el aductor.
«Este partido es una prueba más que interesante para poder ver a nuevos jugadores en un ambiente de selección», constató Luis Enrique.
Entrenada por el popular Robert Prosinecki, Bosnia se medirá a la campeona del mundo de 2010 reforzada por su reciente ascenso a la Liga A de la Liga de Naciones.
Los balcánicos lograron su ascenso tras empatar este jueves sin goles en el estadio Ernst Happel de Viena ante Austria y asegurarse el primer puesto del Grupo B3.
La España de Luis Enrique, en cualquier caso, buscará cerrar su año futbolístico con una victoria que devuelva la esperanza de cara al futuro y, de paso, mantenga la condición de invicta que «La Roja» tiene en las Islas Canarias.
Por Noelia Román (dpa)