Birmingham, 2 oct (dpa) – El ex ministro de Exteriores británico Boris Johnson, el principal oponente interno de la primera ministra Theresa May, consideró «un fraude» el plan de ésta para sacar al país de la Unión Europea (UE), durante un aplaudido discurso en el congreso «tory» en Birmingham.
Johnson, que apuesta por un «Brexit duro», volvió a arremeter contra May y pidió que se deseche el «plan Chequers» -la propuesta del Gobierno británico para regular su salida de la Unión Europea (UE)-, ante una gran ovación de unos 1.000 espectadores en Birmingham.
Sin embargo, Johnson no pidió la dimisión de May, después de que numerosas voces aseguraran que su intención era echarla de Downing Street y aspirar él mismo a su puesto. En lugar de eso, pidió a los conservadores que convenzan a May de que se apartar de sus planes para el «Brexit».
Johnson exigió abandonar el actual plan de emergencia para evitar controles aduaneros entre Irlanda del Norte (que pertenece a Reino Unido) e Irlanda (en la UE). El plan permite que Irlanda del Norte mantenga una estrecha conexión con la UE.
El euroescéptico Johnson alertó además del peligro de que se celebre un segundo referéndum sobre el «Brexit», una petición que consideró «infame». También la idea de una desconexión paulatina de Bruselas es errónea, señaló al tiempo que defendió una ruptura clara.
El plan de May contempla la creación de un área de libre comercio para productos agrícolas que mantendría el sector atado a la normativa europea del mercado único, así como una frontera abierta entre Irlanda del Norte e Irlanda. Sin embargo, Londres abandonaría el mercado único para servicios, que representan el 80 por ciento de su economía.
Johnson, que dimitió en mayo por su oposición al plan del «Brexit», aprovechó también su discurso para atacar a la oposición laborista y alertó del peligro de un eventual gobierno dirigido por el líder de ese partido Jeremy Corbyn.
Antes del Congreso del Partido que termina el miércoles con un discurso de May, Johnson había criticado con dureza los planes del «Brexit» de la primera ministra, calificándolos de «alocados» y «ridículos» en el «Sunday Times». Tanto él como otros seguidores de la línea dura defienden una ruptura clara con la UE.
Reino Unido oficializará su salida de la UE el 29 de marzo de 2019, pero por ahora no hay un acuerdo entre las dos partes que regule esa salida y las negociaciones están estancadas. Si se llega a esa fecha sin un acuerdo, la salida del país de la UE podría producirse de forma desordenada y con serias consecuencias para la economía y otras áreas.
Pocas horas antes del discurso de Johnson, May había presentado sus planes de política migratoria para el Reino Unido una vez que salga de la UE, que tienen como objetivo reducir la cifra de migrantes.
Los ciudadanos de la UE que quieran emigrar a Reino Unido tras el «Brexit» no tendrán más facilidades que los ciudadanos de cualquier otro país. Especialmente difícil lo tendrán los trabajadores con una baja cualificación.
El objetivo es reducir en gran medida la cifra de migrantes a menos de 100.000 al año, dijo May a la BBC. Tras un periodo transitorio de 21 meses tras el «Brexit» en marzo, «será este país el que controle y elija quién quiere que venga aquí», señaló la premier en un comunicado.
En el futuro, quien quiera vivir y trabajar en Reino Unido tendrá que demostrar que ya cuenta con un salario mínimo. La reunificación familiar, además, sólo será posible con el apoyo del empleador.
Pero no sólo será más complicado residir en Reino Unido sino también viajar allí para hacer turismo. Quien quiera hacerlo tendrá que someterse previamente a un control de seguridad, de forma similar a lo que ocurre en Estados Unidos.
Quienes no se verán afectados por los cambios son los estudiantes, que deberán demostrar simplemente que pueden costearse la vida. También los alrededor de tres millones de europeos que ya viven en el país quedarán exentos de las nuevas regulaciones.
Políticos proeuropeos y asociaciones empresariales criticaron la nueva normativa. La Confederación de la Industria Británica (BCI), que representa a unas 190.000 empresas, señaló que la política de May da un «giro equivocado» y podría dañar a muchas industrias.
«Todos los niveles de cualificación importan a la economía británica», señalo Carolyn Fairbairn, directora general de la CBI. «Las propuestas de hoy podrían empeorar la falta de personal, ya grave, en sectores como la construcción, la hostelería o la atención sanitaria», añadió, apuntando que restringir a las empresas el acceso a los trabajadores de la UE será perjudicial.
La UE, por su parte, está preparando el borrador de una declaración política sobre las futuras relaciones con Reino Unido, en un intento por desatascar las negociaciones. Según confirmaron fuentes diplomáticas de la UE, el plan es determinar solo algunos puntos claves sobre las futuras relaciones que después se desarrollarían durante el periodo de transición, hasta finales de 2020. El documento es parte del tratado que se negocia desde hace meses y la Comisión Europea podría aprobarlo el 10 de octubre y después someterlo a votación por parte de los Estados miembro.
Por Silvia Kusidlo y Christoph Meyer (dpa)