Madrid, 13 nov (dpa) – Para miles de adolescentes, Jennifer Lawrence es el rostro de Katniss Everdeen, la heroína de la exitosa trilogía de novelas «Los Juegos del Hambre». Y lo cierto es que en la vida real, actriz y personaje comparten algunas similitudes: ambas son dos mujeres sencillas, con talento y arrojo, y se convirtieron en estrellas casi de la noche a la mañana.
Si Katniss proviene del humilde Distrito 12 de ese mundo distópico y gris llamado Panem, Lawrence es todo lo contrario a una diva del cine. Espontánea y sin aires de grandeza, esta chica de Kentucky ya sabe lo que es ganar un Oscar («Silver Linings Playbook), pero no por ello ha perdido su naturalidad. La revista «Glamour» lo resumía así recientemente: ella abandera el fenómeno «girl crusher» (chica rompedora).
«Aunque no me he jugado tanto como Katniss, sí me identifico con ella en ciertos aspectos», confesó hoy Lawrence durante la presentación en Madrid de «Los Juegos del Hambre: En llamas», que llegará a la gran pantalla el 22 de noviembre. Por ejemplo, cuando su personaje regresa a casa después de haber vencido en los juegos, ya nadie la trata igual, aunque siga siendo la misma. «Entiendo muy bien esa sensación», afirmó la joven actriz, que luce corte de pelo nuevo y vestía de azul eléctrico.
En esta segunda entrega de la saga, el Capitolio parece no estar demasiado satisfecho con los resultados de los últimos juegos, en los que Katniss y su compañero del Distrito 12 Peeta Mellark (Josh Hutcherson) consiguen salvarse gracias a una pretendida historia de amor. Temerosos de que la rebeldía de Katniss sirva de aliento a una posible revolución en Panem, deciden convocar una edición especial de los Juegos en la que ella es el objetivo a eliminar.
«Creo que Katniss es un gran personaje para nuestra generación», señaló la joven de 23 años. Aunque los libros de Suzanne Collins trasmiten otros mensajes como la importancia de la familia, el amor o el valor, para Lawrece «el más potente es la fuerza que puede tener una única voz». Y hoy en día, afirma, «todos podemos hacer valer nuestra voz o enterarnos de lo que ocurre en Oriente Medio a través de facebook».
¿Cómo reaccionará ante ese espíritu rebelde el público español, tan agotado por la crisis? «No seré yo quien incite a una revolución en España», dijo sonriente después de hacer un amago de levantarse y abandonar la sala ante la pregunta de un periodista. De hecho, uno de los aspectos que pretende subrayar la película es precisamente el de las consecuencias de la guerra, sobre todo en el plano emocional.
«A veces, la revolución es necesaria, pero no es tan limpia como la pintan», afirmó Francis Lawrence, que toma el relevo de Gary Ross en la dirección de «Los Juegos del Hambre: En llamas». «Para mí, lo interesante del film era hacer entender que incluso triunfando, la violencia tiene consecuencias y hay que lamentar pérdidas», añadió. En este sentido, la película le ha permitido explorar la evolución de unos personajes que explotan mucho más la parte emotiva.
Si la primera entrega de la saga se convirtió en la cuarta película más taquillera de Estados Unidos, todo parece indicar que «En llamas» podría incluso batir ese récord. Lawrence, que hasta hace prácticamente un año era una desconocida entre el gran público, es ahora calificada por los medios como de nueva «novia de América» y «princesa del pueblo». Eso sí, ella lo lleva con modestia. «A todos nos gusta que nos quieran.»
Por Elena Box