¿Irse o quedarse? El referéndum de independencia divide Escocia

5973138wAberdeen (Escocia), 13 abr (dpa) – De hacer caso a la campaña a favor de una Escocia independiente, estudiantes y personas mayores, sindicalistas y empresarios, inmigrantes y escoceses de origen, todos ellos votarán en septiembre a favor de la independencia de Reino Unido.

«Ya estamos en campaña electoral», explica Angus Robertson, el director de campaña por el «sí» a la independencia y líder de la fracción parlamentaria del Partido Nacional Escocés (SNP) en la cámara baja británica.

Pero si por el contrario se da credibilidad a la campaña «Better together» (mejor juntos), entonces la gente de todas las edades y grupos sociales luchará porque Escocia siga siendo parte de Reino Unido. «Haremos todo lo posible para convencer a los indecisos de que formando parte de Reino Unido somos más fuertes y mejores», alega el director de campaña del «no» a la independencia, Alistair Darling.

En Aberdeeen, la tercera ciudad más grande de Escocia, no hay ni rastro de la campaña electoral a cinco meses de la celebración del referéndum: ni pancartas en las farolas de las calles ni gente repartiendo folletos.

En las barras de los pubs la gente prefiere hablar de fútbol y hay que buscar mucho para encontrar un sólo automóvil con un «Yes Scotland».

Sin embargo la cuestión de independizarse o quedarse en Reino Unido preocupa mucho a los escoceses, como queda en evidencia al echar un vistazo a los kioscos.

Cada día los diarios acogen los debates de las consecuencias que tendría la victoria del «sí» o del «no» el 18 de septiembre, variando, en función de la línea editorial, las cuestiones destacadas: para unos es importante si la reina Isabel II seguiría siendo monarca de Escocia y otros ponen hincapié en si los beneficios del petróleo del Mar Báltico llegarán realmente a los ciudadanos.

Los medios establecidos están en su mayoría de parte de los unionistas, mientras en los blogs y las redes sociales domina el apoyo al «sí» a la independencia.

En torno al 15 por ciento de los escoceses no ha decido aún qué votará, según las últimas encuestas.

Una pareja de jubilados que llegó a Aberdeen para ir al médico lo tiene sin embargo muy claro: «Juntos somos más fuertes», dicen, sin detallar. Así, representan una opinión al parecer mayoritaria, pese al crecimiento en los últimos meses del movimiento independentista.

John Duffy lo ve de otra forma: como CEO y portavoz del sindicato de bomberos en Escocia es oficialmente neutral, pero personalmente espera la victoria del «sí» en septiembre, y critica que Londres recorte los gastos en los servicios públicos y la gente tema por sus pensiones.

Los sindicatos han sido tradicionalmente cercanos al partido laborista, que tanto en Escocia como en Londres ha estado de parte de los unionistas. Pero cada vez más miembros están convencidos de que todo irá mejor en una Escocia independiente. Por eso Duffy se ha afiliado al SNP, la fuerza motora del movimiento independentista.

«El SNP promete demasiado, pero cómo quieren cumplirlo? ¿De dónde vendrán los empleos?», se pregunta al contrario un hombre de St. Andrews, cerca de la costa este, que pertenece a un lobby de presión contra la política energética del gobierno.

Por eso prefiere no dar su nombre, pero asegura que está convencido de que la independencia no es una buena idea. «Pero la gente tiene miedo de decir que se quiere quedar en Reino Unido», asegura.

La vicejefa de gobierno escocesa Nicola Sturgeon, del SPN, reconoce que existe intolerancia, «pero por ambas partes».

El bloguero y columnista Gary Marshall, que conduce con una pegatina del «sí» en la luna trasera de su coche, habla incluso de advertencias y amenazas. «Cuidado que no te rompan el parabrisas».

Escocia se juega mucho y en las próximas semanas y meses todo apunta que seguirá subiendo el tono del debate.

Por Tehersa Dapp