Logroño, 16 ene (EFE).- La Rioja iniciará en las próximas semanas el ensayo clínico de un proyecto de investigación para mejorar el tratamiento de quienes sufren un ictus mediante el «acunamiento» de estos pacientes en camas especiales, con el que los autores del estudio defienden que mejora su evolución.
El consejero de Salud de La Rioja, José Ignacio Nieto, ha informado hoy del inicio de este ensayo clínico junto al responsable del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR), Eduardo Mirpuri.
Desde 2009, investigadores del CIBIR liderados por Alfredo Martínez, trabaja en este proyecto, del que ya se han realizado ensayos con animales con resultados positivos, según Mirpuri.
La base de este trabajo es comprobar que una serie de movimientos, similares a los que se realizan cuando se acuna a un bebé, hace que se liberen algunas células sanguíneas substancias beneficiosas que contribuyen a reducir los efectos de los accidentes cerebrovasculares.
La tesis de la investigación es que un movimiento de vaivén aumenta el flujo sanguíneo dentro de las venas y las arterias del sistema circulatorio y esto hace que las células endoteliales, que revisten por dentro la pared de los vasos sanguíneos, expulsan a la sangre toda una colección de sustancias beneficiosas.
Para realizar esos movimientos a los pacientes, el Servicio Riojano de Salud (SERIS) cuenta con unas camas especiales facilitadas por una empresa norteamericana que las comercializa, aunque no para el fin con el que se usarán en La Rioja.
Mirpuri ha reconocido que se trata de un experimento que «parece algo exótico, poco científico y casi de ciencia ficción», pero «detrás hay años de trabajo» y «se trata de comprobar que el movimiento de cizalla, el de acunar a un bebé, tiene un sentido científico y beneficia al cerebro».
El ensayo clínico, que tiene el visto bueno de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), contará con 87 pacientes que ingresen en la Unidad de Ictus del Hospital San Pedro de Logroño en menos de seis horas después de haber sufrido el infarto cerebral.
Los pacientes que otorguen su consentimiento serán divididos en tres grupos, de los que uno recibirá el tratamiento habitual sin agitación; otro, el tratamiento habitual y una sesión de «acunamiento» durante 3 horas en el primer día de estancia en el hospital; y el tercero, siete sesiones de 45 minutos cada día.
A todos los pacientes del ensayo se les realizará una resonancia magnética a su llegada al centro para comprobar el tamaño del edema y del daño cerebral y otra a los siete días para ver su evolución.
Además, se medirá la recuperación de las capacidades mecánicas e intelectuales de los pacientes a lo largo del tratamiento, se analizará estadísticamente la influencia del tratamiento de agitación sobre el daño cerebral residual y se comprobará si el nuevo tratamiento es útil.
Los autores del trabajo creen que este tratamiento, que no es invasivo ni tiene efectos secundarios, se puede aplicar en combinación con otros medicamentos y terapias, según Mirpuri.