Lima, 1 oct (dpa) – Lima, ciudad de nueve millones de habitantes afectada por graves problemas de seguridad y transporte, entró hoy a la recta final hacia los cruciales comicios del domingo, cuando elegirá alcalde para el período 2019-2022 entre 20 candidatos.
Los sondeos -de prohibida publicación desde hoy- apuntan a que el ganador saldrá de entre Renzo Reggiardo, ex legislador derechista al que sus rivales atribuyen incapacidad y manejos oscuros; Daniel Urresti, general del Ejército en retiro acusado de violaciones de los derechos humanos, y el ex alcalde (1989-1995) Ricardo Belmont, populista que tomó a la xenofobia como bandera.
En los últimos días se metió además en la lucha el actual alcalde del distrito limeño Miraflores, Jorge Muñoz, quien tiene menores resistencias pero que ha visto aumentar los ataques en contra por vivir supuestamente en la burbuja miraflorina de clase media-alta que impide conocer los reales problemas de la ciudad.
Aunque el domingo más de 23,3 millones de peruanos elegirán a 25 gobernadores de departamentos, 196 alcaldes de provincias y 1.874 alcaldes de distritos, la expectación está en Lima, megápolis que concentra a más de un cuarto de la población total.
Los partidos se juegan sus principales fichas en la capital. Y el primer damnificado en ese sentido podría ser el derechista radical Fuerza Popular (FP), que controla el Congreso, pues su candidato, Ditel Columbus, está totalmente relegado.
Pero los adversarios de FP y de su líder, Keiko Fujimori, aseguran que en realidad ese sector está representado por Reggiardo, «topo» supuesto que hizo parte del colectivo y de cuya ruptura ideológica con el fujimorismo se duda. Su partido se llama Patria Segura.
Reggiardo, de 46 años, se vende como experto en la lucha contra la delincuencia y conduce un programa de televisión sobre el tema. Los críticos lo acusan de no tener ideas claras, de plagiar su plan de Gobierno y de tener posesiones escondidas. Pero así lideró los sondeos hasta que Urresti se le apareció en la vía.
Urresti, de 62 años, ni siquiera sabe si podrá ser candidato. El jueves, un tribunal resolverá si es culpable del asesinato del periodista Hugo Bustíos en 1988. El ahora político era entonces un capitán con mano dura en la lucha antisubversiva. Si se le condena, quedará fuera de carrera a tres días de los comicios.
El general, que alcanzó gran popularidad por su lucha contra la delincuencia callejera como ministro del Interior de Ollanta Humala, maneja un discurso centrista en el resto de temas, y nadie duda de su antifujimorismo, al margen de que, por carecer de partido propio, va como invitado del derechista Podemos Perú.
Belmont, de 74 años, se postula por un partido de izquierda, Perú Libertario, pese a que su discurso fue siempre de una derecha abruptamente populista. Esta vez, el ex alcalde halló caldo de cultivo en el malestar que genera en algunos la masiva llegada de venezolanos y se ha dedicado a atacar a los inmigrantes con frases que incluyen «piropos» vulgares para sus mujeres.
Cuando todo parecía limitarse a una lucha entre tres aspirantes llenos de anticuerpos, apareció Muñoz, de 56 años, quien en los últimos sondeos publicados desplazó a Belmont y se situó cerca de Reggiardo y Urresti a nombre del partido centrista Acción Popular.
Hasta antes del repunte, Muñoz estuvo en el sótano junto con tres candidatos de los que analistas dicen que tienen también propuestas serias y trayectoria sin sombras: el ex parlamentario derechista Alberto Beingolea, el alcalde centrista del distrito San Isidro (también de clase media-alta) Manuel Velarde, y el experto en transportes izquierdista Gustavo Guerra García.
Beingolea, Velarde y Guerra García no lograban salir a flote y seguían por debajo de candidatos tan objetados como el ex concejal Luis Castañeda Pardo, cuyo único objetivo parece ser salvar de investigaciones al actual alcalde, Luis Castañeda Lossio, su padre, un derechista rodeado siempre de sospechas de corrupción.
También están entre los competidores un ministro de Transporte de Alan García en tiempos de apogeo de la constructora brasileña Odebrecht, Enrique Cornejo; dos representantes de los sectores más ultraconservadores de raíz religiosa, Humberto Lay y Julio Gagó, y uno de la izquierda más radical, Enrique Fernández.
En medio de la variada oferta, las encuestadoras hallan que a una semana de las elecciones cerca de la mitad de los limeños no saben por quién votar. El descubrimiento de corrupción por todos los rincones hace aumentar el esceptismo y se descuenta que habría una gigantesta abstención si el voto no fuera obligatorio.
Los limeños parecen necesitar muchas soluciones urgentes, pero todo indica que se conformarían con no vivir con el temor a una delincuencia cada vez más avezada y poder llegar al trabajo o al estudio en un transporte que no reviente los nervios a diario.
Por Gonzalo Ruiz Tovar (dpa)