Madrid, 28 sep (EFE).- La edición española de la revista Rolling Stone cumple 15 años y su director, Iñaki de la Torre, destaca de ella su fotografía y la oportunidad de tener a periodistas cerca de los músicos, de los que dice que en muchas de sus letras expresan más crítica que en una sesión de control al Gobierno.
«Los músicos tienen mucho más fondo del que parece» y tienen «ideas políticas que expresan con mucha más sinceridad que los políticos», sin que tengan que ser cantautores, según De la Torre, un periodista que también es bajista y cantante y que ha dirigido anteriormente la web de la revista de divulgación científica Quo.
De la Torre (Madrid, 1972) reconoce que llegar a Rolling Stone es «en parte» un sueño cumplido pero que un periodista debe saber informar con precisión sobre la posible vacuna del ébola o el nuevo disco de Bob Dylan.
PREGUNTA: ¿Para dirigir la revista Rolling Stone hay que ser seguidor del grupo Rolling Stones?
RESPUESTA: Los músicos y los fans siempre hemos tenido a la revista como un olimpo del rock: el que llega a Rolling Stone es que está consagrado o promete grandes cosas.
La expresión «rolling stone» significa algo así como bala perdida en español y tiene predicamento en la mitología musical, pues en los años 40 el músico negro Muddy Waters tuvo éxito con una canción llamada así. Los Rolling Stones fueron de los primeros grupos que recrearon en los sesenta el folclore negro que habían descubierto, decidieron tomar ese nombre en plural y sus primeros discos están plagados de versiones de blues clásico.
P: Originalidad e incluso irreverencia son algunos de los adjetivos para esta revista, ¿cómo la definiría usted?
R: Es muy gráfico lo que contaba antes del «bala perdida». Rolling Stone nace en 1967 -en EEUU- como un estandarte del periodismo que no pastelea con el «establishment» ni se casa con nada. Eso produce un matrimonio perfecto con el rock primigenio, que busca la revolución en los sonidos, en las ideas, a través de las letras de las canciones, y en los estilos de vida.
La sociedad ha vuelto a ser más conservadora y las publicaciones más dóciles con el poder, pero la traducción al panorama moderno podría ser el cuestionarlo todo, aunque el pataleo sea luego menos sonoro.
No dar nada de lo que llega por supuesto ni por obligatorio; ni en la música ni en ningún ámbito. Y en eso estamos, alerta de lo que cambia por si es mejor que lo que había.
P: ¿Cuál es la fórmula para que esta revista tenga éxito en España desde 1999?
R: Estamos a punto de celebrar los 15 años con un número especial. La receta se compone de muchas cosas. Es una marca potentísima a nivel internacional y eso nos da la oportunidad de tener periodistas cerca de músicos de todo el mundo (hay 20 ediciones internacionales); no hay que ver nuestra revista como una edición nacional sino como una cabecera global en español.
P: El papa Francisco ha sido portada de la versión americana. ¿Se plantea portadas similares en España?
R: Nuestra portada, decididamente, va a ser siempre muy musical y muy respetuosa con los grandes nombres del rock.
En EEUU y otros países se consumen las revistas como algo más generalista, compras Rolling Stone porque te habla de la música y el estilo de vida que le rodea, y de paso te informas del resto de la actualidad social y política.
En cambio, en España, el ciudadano tiene ya información de muchos campos a través de telediarios, periódicos y redes sociales, si compra Rolling Stone prefiere centrarse en la música.
P: ¿La fotografía es una de las marcas de la revista?
R: Por supuesto. Los más grandes fotógrafos y fotoartistas han pasado por las páginas de las ediciones internacionales. La gran diferencia de Rolling Stone es que no se conforma con la foto de promoción, sino que está con el músico, ve lo que lleva dentro y lo fotografía por fuera.
Es una revista que huye del tópico en la imagen del rock, busca más bien la esencia y eso solo saben captarlo grandes fotógrafos. En esta nueva etapa de la edición española vamos a cuidar eso aún más.
P: Usted llega desde la revista de divulgación científica Quo, ¿cómo ha sido el cambio?
R: Los periodistas tenemos siempre la misma obligación, hablemos de lo que hablemos: explicar a la sociedad algo que, por falta de tiempo o porque es una materia difícil, necesita saber y comprender. En ese punto da igual si debemos resumir y explicar la importancia y la repercusión de los Presupuestos Generales del Estado, del nuevo disco de Bob Dylan o de la posible vacuna contra el ébola; todas son cosas de las que es difícil formarse un criterio si no se informa con precisión.
P: ¿Escribir sobre música y entrevistar a músicos es más fácil que hacerlo sobre política y políticos?
R: No creo. Los músicos tienen mucho más fondo del que parece, también tienen ideas políticas que expresan con mucha más sinceridad que los políticos. No hace falta ser cantautor para manejar ideas punzantes o elaboradas. En muchas letras hay mucha más crítica que en una sesión de control al Gobierno.
P: Rolling Stone tiene su versión digital con cerca de 740.000 usuarios (la de papel 305.000 lectores), ¿cree que desaparecerá la prensa en papel?
R: Creo que las funciones se irán separando porque las experiencias y los objetos son diferentes y los públicos no son los mismos. El papel subsistirá como objeto de lujo -no necesariamente por el precio-, de pausa, de profundidad.
La web y las aplicaciones fomentan un uso más urgente -que no menos riguroso- y quizá en dosis más pequeñas de información, aunque esto también está cambiando porque hay cada vez más gente que visita las webs y quiere reportajes largos y con buenas fotos.
P: ¿Qué función tiene Twitter en el mundo musical?
R: Es como un reguero de pólvora pero también es una fuente de ruido. Todos podemos viralizar nuestro último vídeo o canción colgada en una plataforma pero, ¿quién nos dice en cuál pararnos a escuchar? Ahí es donde, ante la avalancha de música disponible en la red, hacen falta «seleccionadores» como Rolling Stone.
P: Usted ha trabajado para grandes grupos de comunicación -Hachette Filipacchi, Hearst y ahora Prisa- ¿cree que las fusiones pueden ser el futuro para sobrevivir a la crisis?
R: La estadística dice que los medios de los grandes grupos hemos resistido mejor la crisis. En lo periodístico, que es lo que me atañe, también se confirma pues el aprender cómo usan las herramientas tus cabeceras hermanas es un valor del que no se benefician publicaciones independientes.
El periodismo depende mucho más del ingenio y las ideas que de los medios materiales y ese ambiente de creatividad es más vigoroso cuando hay más gente y más públicos objetivos alrededor del periodista.
